El enemigo a batir son y han sido las autonomías. Nos encontramos en la coyuntura idónea para desmantelar el Estado de las nacionalidades y las autonomías. Si están quebradas y han de recurrir a la Administración central para ejercer las competencias y pagar sus deudas, el siguiente paso es ponerse en manos de quien asume sus responsabilidades. Sorprendentemente, los mismos partidos que nos llevaron al desastre son los que reciben el beneficio político.
El president de la Generalitat, Alberto Fabra, se encarga hacer los trajes raquíticos. Al menos con este atavío compareció para corroborar la decisión de clausurar Radio Televisión Valenciana. ¿Es un síntoma o un hábito? La máxima autoridad valenciana cuando actúa públicamente no puede tener la mirada triste, ni ha de intervenir con una vestimenta escuchimizada, por mucho que esmirriados sean los presupuestos de nuestra Comunitat, que se ve empujada a clausurar su radio y su televisión públicas. El cierre de RTVV ha tenido amplia repercusión mediática.
Hace poco más de un año desapareció la práctica totalidad del poder financiero valenciano que residía básicamente en Bancaixa, CAM y Banco de Valencia. Fueron a parar a manos de Bankia, Banco Sabadell y la Caixa, respectivamente. Un buen reparto de poder y negocio entre los dos polos de decisión política en el territorio español: Madrid y Barcelona. Pocos días antes había dimitido el presidente de Feria Valencia, Alberto Catalá, porque su institución, también salpicada por la corrupción, o se reconvierte y reduce su plantilla o desaparecerá como RTVV. Un nuevo eslabón de la cadena autonómica a dinamitar.
Hemos oído al president Fabra y al secretario general del PPCV, Serafín Castellano, culpabilizando del desastre institucional de RTVV a los tribunales, por invalidar un Expediente de Regulación de Empleo, que era ilegal e irregular ¿No sería más lógico que se responsabilizara a los servicios jurídicos de la Generalitat por hacer las cosas mal o de asesoramiento negligente, con daños y perjuicios, por el descrédito de la Generalitat?
Existe un plan preconcebido para reducir los niveles de autogobierno de las autonomías. Enterrado el poder financiero, cayó el Instituto Valenciano de Comercio Exterior (IVEX) para integrarse en el marco organizativo de hermano estatal ICEX. El Impiva ya no sabemos qué es. El momento estratégico es éste, cuando la recesión económica y el fantasma del desempleo atemorizan a una parte considerable de la población, especialmente a los mayores de 45 años, a los menores de 30 y a las mujeres. En el ciclo bajo de la coyuntura económica es cuando se disfraza cualquier decisión política con las dificultades de viabilidad y liquidez. Esta es la misma razón que avala el cierre de RTVV y la eliminación de sus más de 1700 puestos de trabajo.
Una vez acontece el ascenso del Partido Popular al poder autonómico valenciano en 1995, solo había que dilapidar los intereses públicos para arruinar las arcas de la Generalitat y de muchos ayuntamientos. El problema no está en las autonomías, sino en la nefasta gestión de las autonomías y en el latrocinio generalizado. Cuando se ha despilfarrado, el siguiente paso es el recurso al endeudamiento que condiciona el cumplimiento presupuestario y la capacidad de desarrollar la acción política. El Consell ha tenido la desfachatez de cuantificar y repartir la deuda de RTVV, que asciende a más de 1300 millones de euros, entre la población de la Comunitat Valenciana y hacerles elegir entre televisión o sanidad, la bolsa o la vida. Las culpas se focalizan en los sindicatos, en los jueces y en los partidos políticos de la oposición. Los políticos únicamente intervinieron para colocar a sus sicarios y para aprovecharse. Nadie se sonroja.
La contradicción que supone el afán de gobernar las autonomías, por parte de una de las fuerzas políticas más centralistas del arco parlamentario español, ha llevado al PP a instalarse en los resortes del poder de los distintos gobiernos autonómicos, con una convicción ideológica que no es la suya. El resultado de situar a las zorras centralistas en el gallinero autonómico es que nos han dejado sin aves y ahora pretenden que la culpa es nuestra. A continuación vendrá el rosario de bravatas contra los 17 parlamentos, 17 gobiernos y otras muchas consejerías. La reducción de escaños en les Corts vendrá después para desbancar una estrategia territorial que no comparten. Tras la caída de RTVV se les ocurrirán otras estratagemas que acabarán de liquidar las expectativas autonómicas de los valencianos. Será el fin de una época, tras aplicar una estrategia de tierra quemada y arrasada para los que vengan después, que vendrán.
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