1.21.2019
1.08.2019
Un entrañable cuento de Navidad. O no José Mª Izquierdo )EL PULPITO LAICO)
Esta vez no hay milagro de Dickens ni de Capra. Solo racionalidad y decencia para luchar contra la intransigencia y el delirio de quienes quieren laminarnos, exterminarnos, como pretendió el franquismo
NICOLÁS AZNÁREZ
Usted saluda al vecino del cuarto, al carnicero o a la farmacéutica, tan amables, y quizá han votado a Vox. Esa es la realidad.
Ha recordado esta mañana José K., ya de memoria feble y selectiva, que un diciembre de hace más de una década entró en el chino de calle abajo. Todavía hoy mantiene en la retina aquella fabulosa mezcla de colores y texturas, de plásticos y lentejuelas. De aquel día le ha asaltado hoy el recuerdo de unos vistosos trajes de Melchor, Gaspar y Baltasar, ricas coronas incluidas, como de Papá Noel, blanquísimas barbas y sacos generosos. ¿Cómo elegir entre unos y otros?No duda nuestro amigo de que los votantes de Vox, ese fascinante descubrimiento antropológico surgido en las milenarias tierras andaluzas, crisol que se dice de bárcidas, romanos, fenicios, visigodos, bizantinos, árabes y lo que ustedes gusten añadir, pero más españoles limpios de linaje que nadie, optarán por los Reyes de Oriente, rica tradición del belén, mucho corcho y mucho papel de plata. ¿Y zambomba? Pues claro, zambomba, y los peces en el río y campana sobre campana.
De origen complejo, con muchos padres y muchas madres, el sagrado advenimiento de Vox tiene todas las trazas de haber venido, ay, para quedarse. Pero es curioso el fenómeno. Usted saluda a su vecino del cuarto, tipo afable y sonreidor, y lo mismo ha votado al novedoso partido de Abascal. Como el carnicero del mercado que le corta a José K. su filetito de hígado, altos niveles de hierro y de vitamina C, ácido fólico y vitamina B12, micronutrientes importantes para prevenir la anemia, tan frecuente en los ancianos. ¿Por qué no ha podido sumar su papeleta a los forofos de don Pelayo?También podría gustar del mismo partido el juez que se ocupa de nuestro caso de las hipotecas, la maestra de nuestras nietas, o ese camarero que día a día lleva el cortadito, con sacarina, por favor, a la mesa de mármol de nuestro hombre en su acostumbrado cafetín. No sabe José K. si entre ellos se reconocen por un sexto sentido especial, como los enanos de Monterroso, pero el hecho es que son indistinguibles a primera vista y en silencio, que cuando hablan son más reconocibles, por aquello de los negros, las mujeres, las autonomías y, sobre todo, los catalanes. Ayudaría que los votantes de Vox tuvieran el meñique rígido, el pelo fosforito o los ojos amarillos. Pero no se da la circunstancia. Vulgares. Como los demás.
Ha mencionado José K. Cataluña y no puede por menos que recordar que ese asunto ha sido, sin que la cosa necesite mayores explicaciones, uno de los principales padres de lo sucedido en Despeñaperros abajo, así que manda el sentido común que hablemos de ellos cuando hablamos de los otros. Y aunque la situación, es obvio, requeriría un análisis académico más profundo, permítanle a nuestro hombre la grosería de encontrar ciertas semejanzas. Tomen asiento en alguna terraza del paseo de Gracia, llenos los ojos de ese sueño que se llamó Gaudí, pidan ustedes unacoca-cola zero con hielo y verán que se la sirve una amable señorita que a la salida se marchará de piquete con sus amigos del CDR. Por no hablar del abogado al que ha ido a ver para un problema de su empresa, y al que mientras charla sobre una posible solución jurídica, se le aparecen columnas de eslovenos en perfecta formación militar caminando a paso firme Ramblas abajo hasta la estatua de Colón ¿Advertiría José K. en los muy convencidos independentistas alguna señal externa, un gesto esquivo, un rugido fiero en lugar de un educado Bon dia, com estàvostè? En absoluto. Es más, son igualitos, físico y vestimenta, a los nativos de Medina de Rioseco, recios castellanos, o igualitas a las nacidas en Villanueva de la Serena, extremeñas estoicas.
Porque es cierto que son intolerantes. Pero para esconder que nos desprecian. O nos odian. O nos repudian. Es buen padre el carnicero, buena madre la maestra, abuela amorosa la médica. Pero Vox o los independentistas irredentos, el conjunto de todos ellos, la suma de esas individualidades, es atroz, por muy distintos que sean sus orígenes, sus causas y sus ambiciones políticas.
El fanatismo uniformiza. José K. quiere exagerar en el ejemplo, y para ello recuerda que su primera aparición fue para elogiar el panfleto y reivindicar la demagogia. Así que se lanza, advirtiendo de que usa la hipérbole con fines pedagógicos.
Por ejemplo: ¿cuántas veces han leído cómo querían Joseph y Magda Goebbels a sus seis pequeños hijos, los mismos que luego envenenaron con cianuro, o lo cariñosos que eran con sus esposas los torturadores de Pinochet? ¿Y quienes tiraban desde helicópteros en Argentina a los opositores a Videla, no regalaban tiernos peluches a sus lindos nietecitos? Lejos, lejísimos de la intención de José K. achacar la capacidad de llevar a cabo esas barbaridades a nuestros ultras españoles, líbrenos el señor, pero discúlpenle por explicitar de tal manera la científica comprobación de que sumar probidades individuales no lleva necesariamente a la probidad grupal.
¿Y el cuento de Navidad? Pues no, esta vez no hay milagro de Dickens ni de Capra. Solo racionalidad y decencia para luchar contra la intransigencia y el delirio. ¿Somos iguales? No, ellos quieren laminarnos, exterminarnos, como pretendió el franquismo hace apenas unos pocos años. Nosotros queremos libertad, equidad y democracia, incluso para que ellos puedan agitar banderas y cantar himnos. Por eso hay que derrotarles en las urnas, nunca dejarse amedrentar por sus gestos amenazantes, ni encogerse ante su virulenta palabrería, jerga ridícula de luceros y reconquistas. Desnudemos sus mentiras y denunciemos la colaboración de quienes les engordan, políticos pimpollos que presumen de derecha civilizada, todos ellos obsesionados con borrar a la izquierda de la faz de la Tierra, Aznar todopoderoso, sálvanos. Y por último, but not least, también podemos repetirles que en la calle, codo a codo, somos mucho más que dos.
Ha mencionado José K. Cataluña y no puede por menos que recordar que ese asunto ha sido, sin que la cosa necesite mayores explicaciones, uno de los principales padres de lo sucedido en Despeñaperros abajo, así que manda el sentido común que hablemos de ellos cuando hablamos de los otros. Y aunque la situación, es obvio, requeriría un análisis académico más profundo, permítanle a nuestro hombre la grosería de encontrar ciertas semejanzas. Tomen asiento en alguna terraza del paseo de Gracia, llenos los ojos de ese sueño que se llamó Gaudí, pidan ustedes unacoca-cola zero con hielo y verán que se la sirve una amable señorita que a la salida se marchará de piquete con sus amigos del CDR. Por no hablar del abogado al que ha ido a ver para un problema de su empresa, y al que mientras charla sobre una posible solución jurídica, se le aparecen columnas de eslovenos en perfecta formación militar caminando a paso firme Ramblas abajo hasta la estatua de Colón ¿Advertiría José K. en los muy convencidos independentistas alguna señal externa, un gesto esquivo, un rugido fiero en lugar de un educado Bon dia, com estàvostè? En absoluto. Es más, son igualitos, físico y vestimenta, a los nativos de Medina de Rioseco, recios castellanos, o igualitas a las nacidas en Villanueva de la Serena, extremeñas estoicas.
Quiere José K. sacar alguna conclusión de esta indiscutible evidencia, que no puede ser otra que la melancólica constatación de que nos hallamos ante un problema de muy difícil solución, que ellos son nosotros y nosotros somos ellos. Que vivimos la vida de los otros, pero que los otros viven nuestra misma vida. Que no podemos separarnos con líneas divisorias definidas, que incluso en la misma familia, y es posible que hasta en la misma cama, se confundan deseos y votos, sueños e ideologías. Por eso es tan difícil enfrentar este peligro que desde dentro amenaza con inocular virus tan peligrosos como el ébola. Porque no sabemos distinguirlos, porque nos parecen tan idénticos a nosotros mismos que nos cuesta deducir de cada individualidad la pesadilla que nos traen como partido o grupo organizado. Aquí, en Francia o en Italia.
El fanatismo uniformiza. José K. quiere exagerar en el ejemplo, y para ello recuerda que su primera aparición fue para elogiar el panfleto y reivindicar la demagogia. Así que se lanza, advirtiendo de que usa la hipérbole con fines pedagógicos.
Por ejemplo: ¿cuántas veces han leído cómo querían Joseph y Magda Goebbels a sus seis pequeños hijos, los mismos que luego envenenaron con cianuro, o lo cariñosos que eran con sus esposas los torturadores de Pinochet? ¿Y quienes tiraban desde helicópteros en Argentina a los opositores a Videla, no regalaban tiernos peluches a sus lindos nietecitos? Lejos, lejísimos de la intención de José K. achacar la capacidad de llevar a cabo esas barbaridades a nuestros ultras españoles, líbrenos el señor, pero discúlpenle por explicitar de tal manera la científica comprobación de que sumar probidades individuales no lleva necesariamente a la probidad grupal.
¿Y el cuento de Navidad? Pues no, esta vez no hay milagro de Dickens ni de Capra. Solo racionalidad y decencia para luchar contra la intransigencia y el delirio. ¿Somos iguales? No, ellos quieren laminarnos, exterminarnos, como pretendió el franquismo hace apenas unos pocos años. Nosotros queremos libertad, equidad y democracia, incluso para que ellos puedan agitar banderas y cantar himnos. Por eso hay que derrotarles en las urnas, nunca dejarse amedrentar por sus gestos amenazantes, ni encogerse ante su virulenta palabrería, jerga ridícula de luceros y reconquistas. Desnudemos sus mentiras y denunciemos la colaboración de quienes les engordan, políticos pimpollos que presumen de derecha civilizada, todos ellos obsesionados con borrar a la izquierda de la faz de la Tierra, Aznar todopoderoso, sálvanos. Y por último, but not least, también podemos repetirles que en la calle, codo a codo, somos mucho más que dos.
Quan la castellanització, Inquisició i neteja ètnica es van reunir per crear una idea d'Espanya, Marc Pons, EL NACIONAL . CAT
Quan la castellanització, Inquisició i neteja ètnica es van reunir per crear una idea d’Espanya
Marc PonsTarragona. Diumenge, 6 de gener de 2019
7 minuts


Imatge principal: Retrat de Joan de Ribera (1566) / Font: Museu del Prado
València, 6 de gener de 1611. Fa 408 anys. Joan de Ribera (o de Rivera), conegut com el Patriarca de València, moria a les estances del Palau Arquebisbal. Ribera havia estat un dels personatges més poderosos del seu temps, no tan sols a València sinó, també, al conjunt dels territoris de la monarquia hispànica. Havia acumulat els càrrecs d’arquebisbe de València (1569-1611), que des del 1577 abastava la pràctica totalitat del territori valencià, i el de virrei hispànic al regne de València (1602-1604). Màxima autoritat eclesiàstica, política i militar durant els transcendentals primers anys de la centúria del 1600, Ribera es convertiria en instrument i paradigma d’una idea unitària d’Espanya sustentada sobre tres potes: la persecució de la diferència cultural i lingüística, de la dissidència política i de la diferència ètnica i religiosa. Durant el seu govern, Joan de Ribera seria un dels grans promotors de la imposició del castellà, de la radicalització de la Inquisició i de l’expulsió de la minoria morisca.

Gravat de València (1563) / Font: Viquipèdia
La fabricació del projecte d’unificació política dels regnes peninsulars neix molt abans del matrimoni dels Reis Catòlics (1469). El Compromís de Casp (1412) no va ser tan sols una cimera per dirimir qui havia d’ocupar el tron de Barcelona. Ni tampoc, solament, un escenari per calibrar les forces dels poders en conflicte: les elits mercantils de Barcelona i de València, que donaven suport al castellà Ferran de Trastàmara, i les oligarquies aristocràtiques, que s’inclinaven a favor de la causa del català Jaume d’Urgell. Amb notables excepcions, a una banda i a l’altra. Les candidatures que optaven al tron, però sobretot la marginació de Sicília, Nàpols i Sardenya en aquella transcendental qüestió d’estat, dibuixen un poliedre que, malgrat la seva complexitat, no oculta l’existència d’unprojecte d’unificació hispànica, d’arquitectura netament catalana i valenciana que, fets posteriors revelarien, causava veritable repulsió a Castella.
Aquell projecte efímer articulava les Espanyes a la manera catalanoaragonesa. És a dir, amb el terme que, actualment, anomenemconfederació d’estats. Aquell projecte va adquirir velocitat i consistència en el decurs del regnat de la dinastia Trastàmara al tron de Barcelona (1412-1516), amb l’inestimable suport dels jueus conversos barcelonins, valencians i mallorquins, que hi veien una forma de desequilibrar la secular correlació de forces del sistema feudal, aquest cop en benefici de l’estament monàrquic i de les classes mercantils urbanes i en perjudici dels estaments aristocràtic i eclesiàstic. Les polítiques matrimonials dels Trastàmara barcelonins, orientades cap al control dels trons de Pamplona i de Toledo, i les seves contínues ingerències en els afers interns d’aquelles corts, són, probablement, la prova més evident de l’existència d’aquell projecte. En canvi, a Castella, les classes dominants (les oligarquies nobiliàries i terratinents) ho percebien com alguna cosa més que una amenaça.

Mapa del País Valencià (1607) / Font: Biblioteca Valenciana Digital (Generalitat Valenciana)
Isabel la Catòlica i els seus partidaris (els pocs, però efectius, oligarques castellans favorables al projecte catalanovalencià), abans d’assolir el tron de Toledo, es van esmerçar a fons i van sembrar Castella de cadàvers. Això no implica, en cap cas, que consolidats Ferran i Isabel als seus respectius trons (1479), les seves, també, respectives cancelleries fessin “Pasqua i Rams”. Curiosament i reveladorament, les tensions entre els entorns de Ferran i d’Isabel, que vol dir entre els respectius grups dominants, creixerien exponencialment. La implantació de la Inquisició a València i Saragossa (1484), a Barcelona (1486) o a Mallorca (1488) com un instrument supranacional al servei de la monarquia; o el cop d’estat a la Hispaniola (1500), perpetrat pel jutge Fernández de la Bobadilla en nom dels Reis Catòlics, per revocar unilateralment les Capitulaciones de Santa Fe (1492) ―el contracte entre la monarquia i Colom―, són episodis que il·lustren a bastament com l’autoritarisme reial fallava aquelles tensions convertides en conflictes.
Quin és el punt que marca el desequilibri de la balança en favor de l’entorn d’Isabel de Castella? És a dir, a favor d’una ideologia unificadora castellana, nova, pròpia i diferenciada de la catalanovalenciana? Alguns historiadors assenyalen 1485, quan Torquemada ―inquisidor de Castella― ordeix l’assassinat del seu homòleg aragonès Pedro Arbués i li usurpa el càrrec. D’altres assenyalen 1486, quan Ferran el Catòlic dicta la sentència de Guadalupe, que marca la fi de la revolució Remença i l’inici de l’èxode gradual de les grans cases aristocràtiques catalanes (les grans derrotades en aquell conflicte) cap a Castella. Ferran, en una calculada i cínica maniobra, els va procurar matrimonis molt avantatjosos i Catalunya quedaria molt delmada militarment. I encara uns altres assenyalen 1504, data de la constitució de la Casa de Contratación a Sevilla; que expulsava les classes mercantils barcelonines, valencianes i mallorquines del comerç directe amb les colònies americanes.

Retrats de Felip II i de Felip III / Font: Museu del Prado
El cert, però, és que el punt que marca definitivament el triomf de la idea castellana d’Espanya (unitària, autoritària, oligàrquica) és el mateix que assenyala la derrota de la revolució valenciana de les Germanies(1520-1521). I és el que explica l’inici de l’ocàs de la influència política i cultural catalanovalenciana en el conjunt de l’edifici hispànic. La derrota de les classes populars, mercantils i intel·lectuals valencianes, enfrontades en aquell conflicte a les classes nobiliàries, hauria de tenir una transcendència cabdal. A principis de la centúria del 1500, València cap-i-casal era la gran capital demogràfica, econòmica i cultural no tan sols dels països de la Corona d’Aragó, sinó també del conjunt dels dominis peninsulars de la monarquia hispànica. Amb 100.000 habitants era la gran urbs de la península Ibèrica, centre financer de la monarquia (amb els banquers Santàngel, que van finançar el primer viatge colombí), bressol de la impressió bibliogràfica i pionera en la constitució d’institucions mèdiques socials.
Aquest conjunt de dades són molt importants i reveladores, perquè expliquen que la fúria castellanitzadora es va desfermar després de la derrota de les Germanies. Les classes aristocràtiques que, per sostenir-se en el poder, havien rebut l’ajut inestimable de l’aparell de Carles ―el net i hereu dels Reis Catòlics― van virar radicalment cap a la idea castellana d’Espanya. Carles de Gant, a qui certa historiografia catalana ha justificat injustificadament, a diferència del que va fer el seu avi Ferran amb els revolucionaris remences catalans, va donar suport a la noblesa per la senzilla raó que el seu projecte polític ―si més no, pels països peninsulars― s’acomodava millor a la idea castellana d’Espanya (unitària, autoritària i oligàrquica). I el seu fill i successor, l’integrista Felip II, hauria estat capaç, com es diria col·loquialment, de posar la seva mare de cul a la rotonda i amb les calces a les mans, per reforçar el model autoritarista i unitarista de fàbrica castellana. El dels partidaris de la seva besàvia Isabel.

El financer Santàngel i el professor Vives, jueus conversos valencians / Font: Viquipèdia
El segle de la derrota de les Germanies, que culminen amb el govern del patriarca Ribera (o Rivera) i que corresponen als regnats de Carles de Gant (1516-1556), Felip II (1556-1598) i Felip III (1598-1621) expliquen el procés de castellanització de la capital del món català. La primera gran ofensiva contra la cultura i la política catalanes (la màxima expressió de la identitat catalanovalenciana de l’època i de la idea catalanovalenciana d’Espanya que havien forjat les seves elits mercantils) no es va lliurar al Principat (llavors devastat per les guerres civils remences del segle anterior), sinó que, per raons òbvies, es va portar a terme a València. Desarticulades i marginades les classes mercantils i intel·lectuals, es començaria per boicotejar l’edició de llibres en català i s’acabaria per omplir la ciutat de religiosos castellans que, com una tenebrosa policia política del règim, oficiaven les misses en castellà i imposaven la confessió, obligatòriament en castellà, en qualsevol racó dels carrers i en qualsevol hora del dia.

Primera Bíblia impresa en català (València, 1477) / Font: Viquipèdia
També seria convertida en la capital dels autos de fe inquisitorials que provocarien l’exili de les figures intel·lectuals més destacades. El cas de Joan Lluís Vives, jueu convers i una de les grans figures mundials de l’Humanisme, que es va exiliar per salvar la vida, però que va perdre bona part de la seva família calcinada per les fogueres inquisitorials, és força revelador i paradigmàtic. Les energies que va esmerçar la monarquia hispànica en aquell procés de castellanització del rovell de l’ou de la nació cultural i política catalana no tenien aturador. Per exemple, Ribera, amb el suport de l’integrista Felip II, va aconseguir que el Pontificat autoritzés un tema tan complex, tan intencionat i tan revelador (a l’època i en l’actualitat) com un canvi de límits territorials eclesiàstics: la diòcesi de Sogorb, hereva de la d’Albarrasí, que abastava el territori de les actuals comarques del centre i sud de Castelló, i que des del 1171 formava part de l’arxidiòcesi de Saragossa, el 1577 era integrada a la de València. Passava a formar part dels seus dominis i de les pràctiques directes de les seves polítiques.

Embarcament forçat dels moriscos valencians al port del Grau (1609) / Font: Fundació Bancaixa
El quart de volta definitiu es produiria el 1609. A la depuració de jueus conversos practicada durant la centúria anterior, s'hi sumava el decret d’expulsió dels moriscos, que representaria la pèrdua d’una tercera part de la població del País Valencià. Els moriscos valencians, a diferència dels catalans o dels aragonesos, no s’havien integrat en el món cultural dels conqueridors cristians. Formaven una gran bossa de població de llengua àrab i de religió musulmana arraconada, majoritàriament, en les comarques interiors i muntanyoses del país. El patriarca Ribera (o Rivera) seria un dels principals arquitectes intel·lectuals i promotors polítics d’aquella horrible tragèdia. Se’ls va acusar de ser quintacolumnistes de l’amenaça otomana i amb el pretext de la unitat religiosa com a garant de la seguretat interna, se’ls va massacrar salvatgement pel camí i se’ls va embarcar cap a on poguessin o cap a on els volguessin. Castellanització, inquisició i neteja ètnica: la idea castellana d’Espanya.
1.07.2019
Subscriure's a:
Missatges (Atom)