11.26.2016

Seis cifras para los que niegan que hay pobreza energética en España El pulpito laico

Cinco millones de personas pasan frío en invierno para no hacer frente a sus facturas
Entre los desencadenantes, el encarecimiento de la electricidad y el gas entre 2008 y 2014, de un 73% y un 67%, respectivamente
Una de las consecuencias es el retraso en el pago de las facturas, a lo que han incurrido en un año y en más de una ocasión 3,2 millones de personas en España

5,1 millones de personas pasan frío en invierno

67% de incremento en la factura del gas

Un 73% más que en 2008 por la luz

3,2 millones de personas retrasan el pago de facturas

1,2 millones gastan el 20% de sus ingresos en energía

7,8 millones de personas viven con goteras o humedades

Poemas para recordar la lucha de Marcos Ana El poeta, que pasó 23 años encarcelado por el franquismo, ha fallecido a los 96 años Sus versos reflejan sus años de cautiverio y los ideales por los que luchó durante toda su vida El pulpito laico

Decidme cómo es un árbol

Decidme cómo es un árbol,
contadme el canto de un río
cuando se cubre de pájaros,
habladme del mar,
habladme del olor ancho del campo
de las estrellas, del aire.
Recitadme un horizonte sin cerradura
y sin llave como la choza de un pobre,
decidme cómo es el beso de una mujer,
dadme el nombre del amor
no lo recuerdo.
¿Aún las noches se perfuman de enamorados
tiemblos de pasión bajo la luna
o solo queda esta fosa,
la luz de una cerradura
y la canción de mi rosa?
22 años, ya olvidé
la dimensión de las cosas,
su olor, su aroma,
escribo a tientas el mar,
el campo, el bosque, digo bosque
y he perdido la geometría del árbol.
Hablo por hablar asuntos
que los años me olvidaron.
No puedo seguir:
escucho los pasos del funcionario.

Mi corazón es patio

La tierra no es redonda:
es un patio cuadrado
donde los hombres giran
bajo un cielo de estaño.
Soñé que el mundo era
un redondo espectáculo
envuelto por el cielo,
con ciudades y campos
en paz, con trigo y besos,
con ríos, montes y anchos
mares donde navegan
corazones y barcos.
Pero el mundo es un patio
(Un patio donde giran
los hombres sin espacio)
A veces, cuando subo
a mi ventana, palpo
con mis ojos la vida
de luz que voy soñando.
y entonces, digo: “El mundo
es algo más que el patio
y estas losas terribles
donde me voy gastando”.
Y oigo colinas libres,
voces entre los álamos,
la charla azul del río
que ciñe mi cadalso.
“Es la vida”, me dicen
los aromas, el canto
rojo de los jilgueros,
la música en el vaso
blanco y azul del día,
la risa de un muchacho…
Pero soñar es despierto
(mi reja es el costado
de un sueño
que da al campo)
Amanezco, y ya todo
-fuera del sueño- es patio:
un patio donde giran
los hombres sin espacio.
¡Hace ya tantos siglos
que nací emparedado,
que me olvidé del mundo,
de cómo canta el árbol,
de la pasión que enciende
el amor en los labios,
de si hay puertas sin llaves
y otras manos sin clavos!
Yo ya creo que todo
-fuera del sueño- es patio.
(Un patio bajo un cielo
de fosa, desgarrado,
que acuchillan y acotan
muros y pararrayos).
Ya ni el sueño me lleva
hacia mis libres años.
Ya todo, todo, todo,
-hasta en el sueño- es patio.
Un patio donde gira
mi corazón, clavado;
mi corazón, desnudo;
mi corazón, clamando;
mi corazón, que tiene
la forma gris de un patio.
(Un patio donde giran
los hombres sin descanso)

Mi vida

Mi vida,
os la puedo contar en dos palabras:
Un patio.
Y un trocito de cielo
por donde a veces pasan
una nube perdida
y algún pájaro huyendo de sus alas.

Yo denuncio

Yo no pido clemencia. Yo no pido
con un hilo de voz descolorida
perdón para la vida que me deben.
Odio la voz delgada que se postra
y el corazón que llora de rodillas
y esas frentes vertidas en el polvo,
hecha añicos la luz del pensamiento.
Yo no pido clemencia. Yo no junto
las manos temblorosas en un ruego.
Arden voces de orgullo en mi palabra
cuando exigen -sin llanto- que las puertas
de la venganza oscura se derriben
y a los hombres descuelguen de sus cruces.
Yo no pido clemencia. Yo denuncio
al dictador cadáver que gobierna
la vida de los hombres con un hacha
y ahora quiere dejar para escarmiento
mi cabeza cortada en una pica.
Yo no pido clemencia.
Doy banderas.
Paso de mano el golpeado
corazón de mi pueblo prisionero.

Carta urgente a la juventud del mundo

Si la juventud quisiera
mi pena se acabaría,
y mis cadenas.
(Decid ¡basta!
Haced la prueba.)
Vuestros brazos son un bosque
que llena toda la tierra;
si enarboláis vuestras manos
el cielo cubrís con ellas.
¿Qué tiranos, qué cerrojos,
qué murallones, qué puertas
no vencieran vuestras voces
en un alud de protesta?
(Todos los tiranos tienen
sus pedestales de arena,
de sangre rota, y de barro
babilónico sus piernas.)
Pronunciad una palabra,
decid una sola letra,
moved tan solo los labios
a la vez y la marea
juvenil atronaría
como un mar cuando se encrespa.
Pero, ¿quién soy yo, qué barco
de dolor, qué espuma vieja,
qué aire sin luz en el viento
acerco a vuestras riberas?
Como campanario de oro
vuestros corazones sueñan.
La juventud es la hora
del amor, su primavera.
¿Por qué mover vuestras ramas
alegres con mi tristeza?
¿No es mejor que yo me coma
mi pan solo en las tinieblas;
que mis pies cuenten las losas
veinte años más, mientras sueñan
mis alas entre las nubes
de un cielo roto en mis rejas?
Pero la vida -mi vida-
me está clamando en las venas;
abrasa loca las palmas
de mis manos; lanzaderas
clava y desclava en mi frente
y el pensamiento me quema.
Ved nuestros tonos. Ya somos
como terribles cortezas;
claustrales rostros, salobres
ojos que buscan a tientas
-sedientos de luz y sol-
una grieta entre las piedras.
No sabéis lo que es vivir
muriéndose a vida llena;
grises, sobre grises patios,
sin más luz que una bandera
de amor...
Ni lo sepáis nunca...
Más si queréis que esta lepra
jamás os alcance el pecho,
no dejéis "mi muerte" quieta.
No dejadme, no dejadnos
con nuestras sienes abiertas
y en un cerrojo sangrante
crucificada la lengua.
Levad vuestros pechos. ¡Pronto!
( Es bueno que esta gangrena
os revuelva las entrañas.)
¡Echad abajo mi celda!
Abrid mi ataúd; que el mundo
en pie de asombro nos vea
indomables, pero heridos,
sepultos bajo la tierra.
¡Que no queden en silencio
mis cadenas!

11.25.2016

La culpa y Rita Barberá Ignacio Escolar El pulpito laico

Quienes en el PP defendían que "hay vida fuera de la política" y que Rita Barberá se debía retirar tenían toda la razón. La siguen teniendo hoy, aunque ya no se atrevan a decirlo o, en un ejercicio de cinismo, digan que antes se equivocaron por culpa de otros. Morirte no te da la razón.


Los líderes del PP creen hoy que Rita Barberá era “inocente” y “honrada”, una “gran política y gran persona”, una “gran española”, que había sido “linchada”, que había sido “víctima de una cacería”, que había sido “acosada sin prueba alguna”… Habría sido más creíble y coherente si todas estas palabras en apoyo a la senadora Barberá las hubiesen dicho hace unos días, antes de forzar su baja como militante, antes de mandarla al grupo mixto del Senado, antes de repudiarla en las cortes valencianas y votar una petición unánime con todos los demás partidos para que dejase su escaño. Antes del infarto que se la llevó.
La muerte no hace a nadie ni mejor ni peor. Lamento el fallecimiento prematuro de Rita Barberá, como el de cualquier persona. Pero morir de un infarto no te convierte en un mártir ni te da la razón.
Entre todas las exageradas reacciones tras su muerte destacan dos. La primera, la del ministro de Justicia, Rafael Catalá: “Cada uno tendrá sobre su conciencia las barbaridades que ha dicho sobre Barberá sin prueba alguna". ¿Sin prueba alguna? ¿Acaso el ministro de Justicia cuestiona las investigaciones de la Guardia Civil, el Tribunal Supremo y la Fiscalía Anticorrupción? Fueron ellos, no la prensa ni la oposición, quienes decidieron su imputación. Porque había pruebas.
Aun más intolerable resulta  la acusación de Celia Villalobos a los medios de comunicación: “La habéis condenado a muerte”. Según la diputada, experta en autopsias, fue la prensa quien provocó su infarto. Más tarde ha matizado para señalar a otros dos verdugos más: los tuiteros y los partidos políticos. “Rita estaba muy dolida y destrozada y con razón, si yo lo estaba con el Candy Crush que era una tontería cómo no lo iba a estar ella por lo de los 1.000 euros”.
“Lo de los 1.000 euros” que dice Villalobos, experta también en tonterías, explica en parte este sentimiento de culpa que ahora acosa al PP, y que ha movido a muchos de sus dirigentes del repudio a la beatificación. Comparado con las mil y una tramas corruptas del PP de Valencia, “lo de los 1.000 euros” suena a absoluta nimiedad. También parece poco si se mide con la caja B del partido nacional: Bárcenas apuntó en sus papeles 2,22 millones de euros en negro a lo largo de varios años y de aquella solo pringó el apuntador.
Nunca han sido 1.000 euros como tampoco fueron tres trajes: estaba acusada de blanqueo por participar en el presunto pitufeo de 50.000 euros entre 50 pitufos, que no es igual. Pero comparado con todo lo visto en ese partido, se decía Barberá, ¿por qué era ella quien tenía que pagar?  El repaso de sus últimos días es especialmente revelador. Más por las críticas de la prensa, los tuiteros o los partidos en general, Barberá sufría por el abandono de los suyos, según ha contado el exministro José Manuel García Margalló.
Este sentimiento de culpa tras el abandono ha llevado al PP a una curiosa forma de penitencia, donde son las conciencias de otros quienes tienen que pagar por lo que ellos hicieron. Su razonamiento esconde varias falacias más. La primera, que una correlación no implica causalidad: ni la autopsia más precisa podrá determinar si el infarto fue provocado por la tensión a la que estaba sometida Barberá estos últimos meses o por otros factores. Además, el blanqueo o la financiación ilegal son siempre impresentables, sea mediana o grande la cantidad. Y lo más importante: responsabilidad política no es sinónimo de responsabilidad penal. Incluso si Baberá no hubiese sido imputada con todo su equipo en la Operación Taula, no debería haber sido nombrada senadora. Por todo lo demás.
Hacía mucho tiempo que Rita Barberá tenía que haber sido apartada de la política por sus propios compañeros, por responsabilidad; por mucho que fuese uno de los suyos y tuviese el carné número tres del PP, tras Fraga y Aznar. Por sus despilfarros con el dinero público: sus gastos faraónicos en comilonas y hoteles de cinco estrellas con el dinero de los demás. Por no ver absolutamente nada cuando todo su partido en Valencia hozaba en la corrupción. Por su gestión arbitraria al frente del Ayuntamiento, tras lustros de poder absoluto y tres décadas de coche oficial. O por  su relación con la trama Nóos y el dinero que dilapidó en los eventos que facturaba Iñaki Urdangarin; un juicio del que se libró por ser aforada, a diferencia de Jaume Matas.
Quienes en el PP defendían que "hay vida fuera de la política" y que Rita Barberá se debía retirar tenían toda la razón. La siguen teniendo hoy, aunque ya no se atrevan a decirlo o, en un ejercicio de cinismo, digan que antes se equivocaron por culpa de otros. Morirte no te da la razón.
Los dirigentes del PP que ahora culpan a la prensa, a la justicia o a la oposición de un “linchamiento” contra Barberá, ¿qué proponen exactamente? ¿Que la oposición esté calladita y no denuncie estos abusos en los medios y en los tribunales? ¿Que la justicia no investigue cuando ve indicios razonables? ¿Que la prensa no informe sobre los casos de corrupción? ¿O que olvidemos  todo lo que ellos mismos dijeron de Barberá antes de subirla hasta el altar?
La reacción del presidente del Gobierno ante la noticia es también esclarecedora. Hoy ya sabemos que fue el propio Mariano Rajoy quien impulsó el homenaje del minuto de silencio en el Congreso: algo  inusual ante la muerte por causa natural de otros senadores y que el PP quiso imponer a pesar de la falta de consenso con los diputados de Unidos Podemos y las confluencias.
Después, en los pasillos del Congreso, Mariano Rajoy contó algo que pocos días antes habría sido igualmente escandaloso: que el presidente del Gobierno había hablado con una imputada por corrupción poco antes de que fuese a declarar ante el Tribunal Supremo  (Rita, sé fuerte). Para Rajoy era más importante demostrar a los suyos que no había abandonado a Barberá que admitir con sus hechos que todo esto de la regeneración democrática en el fondo le da igual.

11.20.2016

El periodista Sergi Castillo disecciona en 'Yonquis del dinero' las diez grandes historias de la corrupción en la Comunidad Valenciana (El pulpito laico)

"Ninguna democracia del mundo ha tenido tantos gobernantes corruptos como la Comunidad Valenciana"

Sergi Castillo.

El periodista Sergi Castillo disecciona en 'Yonquis del dinero' las diez grandes historias de la corrupción en la Comunidad Valenciana
"Eduardo Zaplana creó la estructura opaca que luego se aprovechó para robar"
"El PP consiguió vender un relato por el que criticar al partido o su gestión era criticar a los valencianos"
"Detrás de cada gran evento había una gran trama de corrupción"

15.000 millones de euros de botín, de acuerdo con sus cálculos. El presupuesto de la Generalitat en un año. ¿Cómo se pudo robar tanto a tantos?
De ese dinero una parte es el gasto en grandes eventos (5.200 millones) y otra (5.000 millones) adjudicaciones de contratos públicos a los 14 empresarios implicados en los casos Bárcenas y Gürtel. Es dinero que se ha gastado pero está manchado por la corrupción, porque aquí, en un momento dado, se "mordía" de todas partes: desde la iluminación de las calles hasta la instalación de cesped en los campos de fútbol o la construcción de los colegios. Nuestros políticos comisionaban en casi todo.
Se robaba, según usted, siguiendo un patrón. ¿Tenía el PP un manual de uso para trincar fondos públicos?
Parece que sí. La formula se repetía: una parte para lucro personal y la otra para el partido, porque el PP necesitaba fondos para financiar sus campañas electorales, perpetuarse en el poder y así mantener los privilegios de gran parte del aparato, lo que explica muchos silencios interesados.
Usted ya escribió otro libro en 2013 -'Tierra de Saqueo'- sobre el PP valenciano. ¿Qué más ha descubierto desde entonces sobre la corrupción en la Comunidad Valenciana?
Mi capacidad de sorpresa se ha visto desbordada. Observar a Marcos Benavent, el yonqui del dinero, disfrazado de hippi en la puerta de los juzgados fue un shock emocional y resucitó mi interés en la corrupción del PP. Ni el novelista más imaginativo hubiera podido crear un personaje como Benavent que, según dicen, se ha creado una nueva personalidad para justificar su cambio de posición. También es verdad que en Valencia hemos sufrido cosas increíbles como el atraco con la visita del Papa, que nos ha costado 40 millones de euros cuando en Barcelona o Galicia costó menos de ocho.
El título de su libro parafrasea a  Benavent, el "yonqui del dinero", que ha mutado de yuppie con poder a personaje sin oficio conocido y aspecto hippy. ¿Que nos revela Benavent sobre la corrupción valenciana?
Siempre se necesita a alguien que desde dentro cuente lo que ha pasado, que sea el chivato, aunque sea un delator obligado como Benavent sobre el que pesaba una denuncia de EU. No es un santo y tiene sus intereses, minimizar una eventual condena, pero su papel es capital.
Su libro se estructura en torno a las andanzas de 10 personajes, todos caídos en desgracia excepto el exministro Eduardo Zaplana.
Es muy curioso. Zaplana, quiera o no, creó la estructura opaca que luego se aprovechó para robar, como prueban la ley de cajas de ahorro [que permitió el control político de Bancaja o CAM, ahora desaparecidas] o Ciegsa [la empresa pública bajo sospecha creada para construir colegios]. Sin embargo, nunca ha sido imputado y está, parece, libre de sospecha. He querido recuperar sus inicios en política, cuando en 1990, en escuchas del Caso Naseiro, habla de quedarse una comisión o de que quería hacerse rico. En ese momento no tiene cargos en el PP, es un militante de base. Sabe zafarse del asunto, crece y lo es todo en política (presidente de la Generalitat, ministro en un gobierno Aznar) y ahora es rico gracias a su sueldo en Telefónica, aunque es cierto que su excuñado está condenado por Terra Mítica y su yerno está bajo sospecha en otros casos.
¿Ha habido más corrupción en la Comunidad Valenciana que en otras autonomías?
Sí. Hemos tenido los mejores arquitectos de un sistema opaco y corrupto. En ninguna democracia avanzada del mundo tienen 16 exmiembros del ejecutivo imputados, investigados o condenados por corrupción. En Valencia, si. Y para ocho de ellos, Anticorrupción pide penas de más de 80 años de prisión.
¿Por qué?
La estructura opaca que se creó, el cierre en falso de varias investigaciones sobre casos de corrupción en los 90 [ Naseiro, Blasco, Vicente Sanz] y el relato que construyó el PP, que consiguió que criticar al partido o su gestión fuera criticar a los valencianos. Rita Barberá, Francisco Camps y otros nos hicieron creer a base de grandilocuencia y grandes eventos que éramos alguien. Lamentablemente, tras cada gran evento [Fórmula 1, visita del Papa, Terra Mítica] había una gran trama de corrupción.
El PP fue, con diferencia, el partido más votado en la Comunidad Valenciana en las últimas elecciones, las generales de junio de 2016.
[Silencio]. Hay muchas cosas que no entiendo, como la victoria de Donald Trump, la de Mariano Rajoy, el ascenso del populismo o el de la extrema derecha. Seguro que hay gente más capaz que puede dar una explicación.
'Yonquis del dinero' centrará la mesa redonda "Corrupción, política y periodismo" el sábado 19 de noviembre a las 12 en el Muvim con la presencia del autor y los periodistas Mamen Mendizábal, José María Izquierdo y Sergi Pitarch, presidente de la Unió de Periodistes.