3.26.2018

"Lo que nos invade ahora no es una ola conservadora, es una ola reaccionaria" ENTREVISTA a Joaquín Estefanía por Ramón Lobo

"La gente está un poco defraudada con las posiciones de Podemos. La incógnita es si se va a quedar en una especie de Izquierda Unida de Julio Anguita, es decir, en un partido minoritario. Podemos no nació para ser un partido minoritario de izquierdas"
"La socialdemocracia está desapareciendo del mapa en un momento en el que las medidas de la socialdemocracia clásicas serían las más oportunas para arreglar los problemas"
"El PP, aparte de todos los problemas que tiene relacionados con la corrupción, es un partido inútil para gobernar; están abrasados, no dan más de sí"
Joaquín Estefanía (Madrid, 1951) acaba de publicar Revoluciones -Cincuenta años de rebeldía (1968-2018)- en Galaxia Gutenberg, un libro que trata sobre la vigencia de la memoria, de las ilusiones y las derrotas de una generación que creyó poder cambiar el mundo. Fue director de El País entre 1988 y 1993. Lleva ejerciendo el periodismo desde 1974. Durante más de 20 años ejerció de director de la Escuela de Periodismo de la Universidad Autónoma/ El País. La entrevista se desarrolla en la sede de la editorial en Madrid.
¿Dónde está la izquierda? ¿Sabe de algún teléfono al que se pueda llamar?
En España existen dos izquierdas: una relativamente joven que ha envejecido mucho en los últimos cinco años y otra que está en crisis total, que busca una nueva identidad. En estos momentos no hay, desgraciadamente, ninguna forma de que esas dos izquierdas se conviertan en una sola, que es la única posibilidad de hacer frente al otro segmento ideológico de este país. Si te refieres al mundo en general se puede decir que hay una crisis de la socialdemocracia. En vez de permanecer en su sitio se ha ido en algunas ocasiones muy a la izquierda y ha tenido que competir con la otra izquierda, o en la mayor parte de las veces se ha ido a la derecha. Por eso carece de identidad.
¿Ve algún movimiento, como el de las mujeres -sobre todo en España el 8M- o el de los estudiantes contra las armas en EEUU que nos permita pensar que algo está pasando ahí fuera?
En EEUU permanece el espíritu del movimiento Occupy Wall Street que en las elecciones presidenciales encarnó Bernie Sanders. Es un segmento difuso que vuelve en determinados momentos y contagia el programa de los demócratas. Le doy muchísima importancia al movimiento de las mujeres. Lo que ha sucedido el día 8 no es más que la representación de algo que estaba ocurriendo desde hacía tiempo, que las mujeres han entrado en una cuarta ola feminista. Del mismo modo que en el pasado tuvieron que luchar por sus derechos políticos, ahora están luchando por sus derechos sociales.
¿Y los pensionistas?
Es más difuso, es de momento un fenómeno interno. Podría ocurrir, como pasó con el movimiento de los indignados, que prenda en otros países. Lo más significativo es que por primera desde hace mucho tiempo no se sabe quién es el sujeto protagonista del cambio, lo que antes llamábamos el sujeto redentor o el sujeto revolucionario. Eso se modifica en 1968. Hasta el 68 solo existía el monopolio de las luchas obreras que se manifestaba en las revoluciones. A partir del 68 emerge otro sujeto que son los jóvenes, mucho más transversal y ambiguo en el que caben casi todas las ideologías. Y ahora tenemos estos dos nuevos movimientos: el de las mujeres, que es específico, y el de los pensionistas, que todavía no sabemos lo que va a dar de sí. No sé si te has acercado a alguna de sus manifestaciones. Estuve hace unas semanas en la de la Puerta del Sol y me resultó sugerente comprobar que muchos de los que había allí eran los que se manifestaban en el 68. La gran diferencia es que les acompañaban las mujeres pensionistas. En el 68 no hubo una sola mujer protagonista de ningún movimiento.
Noam Chomsky hablaba del anarquismo en una entrevista en El País; decía que todo poder tiene que justificarse y ganarse el respeto de la sociedad.
Esto es muy interesante porque estamos difuminando fronteras que fueron terriblemente cerradas entre anarquismo, socialismo y comunismo. No se puede decir que el marxismo sea la ideología común en estos movimientos porque en ellos hay de todo, elementos que fueron incompatibles durante años, que se separaban y ahora están trabajando juntos en muchos sitios.
Pero los dirigentes siguen separados, cada uno en su casillero.
Claro, estos movimientos se dan en la sociedad civil. En casi ningún país se han producido movimientos institucionales políticos. En España, con los indignados; en EEUU, con Occupy Wall Street, y en Chile, con los estudiantes que entraron en los gobiernos de Bachelet, y ahora han salido. Aún no han contagiado el corazón del sistema, a los partidos políticos de izquierdas, que siguen viviendo en otro momento.
Una de las grandes virtudes de Podemos es su olfato, saber por dónde respira la sociedad, que parece conservar como se ha demostrado en la huelga feminista. Pero su acción política desde las elecciones de diciembre de 2015 no ha sido buena.
El año pasado el Centro Conde Duque mostró una exposición maravillosa de Basilio Martín Patino, que acababa de morir. Pasó desapercibida. Su última actividad cinematográfica fue salir a la calle el 15M. Rodó un documental, Libre te quiero con música de Amancio Prada. El 15M fue maravilloso. Se nos ha olvidado lo maravilloso que fue, la alegría que había, las demandas, los eslóganes tan extraordinarios. Todo eso se ha perdido. ¿Por qué? Tiene un factor positivo y uno negativo. El positivo es que la gente de los indignados, en este caso la parte de Podemos dentro de los indignados, decidió que no se puede estar en la calle permanentemente; creyeron -y creo que creyeron bien- que tendrían que entrar en las instituciones. Entrar en las instituciones es aburrido, tienes que profesionalizarte con gran rapidez, y eso es lo que no han hecho bien. Mucha gente va a seguir votando a Podemos casi por no votar a los demás, pero tienen la duda de si vale de algo votarles, si mejorará las condiciones de la vida de la gente.
¿Ha perdido Podemos su transversalidad y se ha convertido en un partido de la izquierda clásica?
Esa es la gran división que hay entre los que mandan en Podemos y la parte de Íñigo Errejón. Él acaba de escribir dos prólogos sobre este asunto, uno a un libro de Gramsci y otro a un texto de Ignacio Sánchez Cuenca. Sigue defendiendo una posición transversal para Podemos, si quiere gobernar, que es para lo que nació, y no para hacer oposición. La gente está un poco defraudada con las posiciones de Podemos. La incógnita es si se va a quedar en una especie de Izquierda Unida de Julio Anguita, es decir, en un partido minoritario. Podemos no nació para ser un partido minoritario de izquierdas.
Habla en el libro de 1968, año con dos grandes acontecimientos: mayo en París y el aplastamiento de la primavera de Praga. ¿Qué queda de todo aquello?
Hubo un tercero: México.
Sí, la matanza de los estudiantes en la plaza de las Tres Culturas.
Eso es. Son tres acontecimientos diferentes: en París había capitalismo y los jóvenes y los obreros -que salieron muchos- querían acabar con el capitalismo; en Praga había comunismo y los que hicieron la Primavera de Praga querían acabar con el comunismo, y en México había una "dictadura perfecta" y los estudiantes, porque allí fueron solo estudiantes, querían tener la democracia que tenían los de París. Es curioso. En los tres casos había elementos que en aquel momento pensábamos que eran culturales y ahora son políticos, que hemos incorporado a nuestras vidas, como el ecologismo, el feminismo, una educación sin discriminaciones por razones de sexo, el comunitarismo o la lucha por los derechos civiles. Son ideales que nacieron en 1968. Esos son factores positivos, de éxito. Pero también hay factores de fracaso. Ni en París se acabó con el capitalismo ni en Praga se acabó con el comunismo ni en México se acabó con la dictadura perfecta. En las revoluciones duras, en las que se toma el poder a través de la violencia, no ha funcionado en ningún sitio. Casi todos los factores que denominamos culturales, y que eran políticos, se han incorporado a nuestra vida. La gran paradoja es que se ha conseguido mucho más a través de las reformas que a través de las revoluciones.
Las revoluciones duran poco, a veces solo meses antes de que los nuevos líderes acaben calzándose los zapatos de lo que han desplazado.
En casi todos los casos es así.
Quizá en Cuba duró años, pero desde la invasión de Bahía Cochinos todo cambió.
Sí, duró más años de lo habitual, pero también murió. Fíjate hasta qué punto eso es así que cuando se produce la matanza de Tlatelolco, el movimiento de los estudiantes mexicanos solo tenía una utopía, Cuba. En aquellos años había regímenes, había ideologías y países a los que los que salían a la calle querían parecerse. En estos momentos los indignados no tienen un país en el que reconocerse, tampoco una ideología en la que reconocerse. Son momentos diferentes.
Es quizá un momento más rico.
Mucho más rico. Tendríamos que vernos en un año para ver qué ha quedado de los movimientos de los que hablábamos al principio. Cuál es el sujeto que va a dirigir lo que va a ocurrir, porque lo que está ocurriendo es terriblemente negativo. Lo que nos invade ahora no es una ola conservadora, es una ola reaccionaria. Lo que está pasando en EEUU, las imágenes de Trump haciendo un casting de muros son terribles. Lo que está pasando en Inglaterra. Lo que está pasando en Europa del Este, donde hay un movimiento involutivo autoritario que en muchos casos semeja al fascismo. O lo que está pasando en Alemania, donde la principal fuerza de oposición después del gobierno de coalición es Alternativa por Alemania. Esto contribuye a que sea un momento espantoso para los derechos, no para los derechos económicos, como ha pasado en la crisis, sino también para los derechos políticos y los derechos civiles.
Después del mayo del 68 llegan Margaret Thatcher y Ronald Reagan y se produce la contrarrevolución conservadora que acaba con Keynes. Ese el momento de la Escuela de Chicago, del liberalismo puro. Desaparecen los controles, el capitalismo se descontrola, llega la barra libre.
No lo consiguen del todo. Si uno repasa lo que sucedió, sobre todo en Gran Bretaña, que es donde tenían un estado de bienestar más potente, porque en EEUU era menor, a pesar de que lo debilitaron, y sobre todo lo debilitaron emocionalmente en el sentido de que lo que era un orgullo para la sociedad británica a partir de ese momento empieza a convertirse en una rémora, no acaban con ello. Más bien habría que pensar qué ocurre después de Thatcher, qué ocurre con John Major, qué ocurre con Blair hasta hoy mismo, donde se sigue yendo hacia atrás. Hay un retroceso, pero no logran acabar con todo. Tampoco logran acabar con todo en el otro aspecto, en el aspecto cultural. La revolución conservadora tiene dos partes, quieren volver al capitalismo del laissez faire y quieren acabar con las conquistas del 68 y eso no lo han conseguido, eso no lo han conseguido de ninguna manera.
La crisis del 2008 se debe a la falta de controles. Los vigilantes del sistema son parte del mismo juego.
Pero sobre todo porque los vigilantes del sistema eran falsos vigilantes del sistema. O no creían en lo que hacían o no tenían medios para ser vigilantes. Eran unos organismos, unas instituciones que seguían existiendo porque aparentaban mucho que podía haber un control, pero que no pudieron hacerlo. Me refiero sobre todo a los organismos reguladores y supervisores, que existían, pero que no hicieron en ningún caso su labor. La Reserva Federal no se enteró de lo que llegaba. En muchos países, quizás entre ellos España, existían organismos reguladores pero no tenían medios.
Cuando estalló la crisis del 2008, Nicolas Sarkozy dijo en una cumbre del G20, "vamos a refundar el capitalismo", pero acabaron refinanciando al mismo capitalismo.
Eso fue en un momento en el que todo parecía posible. Había caído Lehman Brothers, había contagio en la banca norteamericana. Eran meses en los que parece que todo podía ocurrir, que se podría ir el sistema al garete. Entonces Sarkozy dijo eso, como en otro momento dijo "hay que acabar con el 68, porque es lo que nos está matando". Lo dice Sarkozy y le siguen todos. Sucede en la primera cumbre del G20 en la que se toman aquellas medidas contra los paraísos fiscales, en favor de la transparencia, que duran hasta la siguiente reunión del G20. En ese año se han recompuesto las cosas. Aunque todavía está todo mal ya se sabe que no va a caer el sistema financiero y van olvidando el manifiesto inicial. Fueron quitándole hojas. Primero los paraísos fiscales, luego los estímulos keynesianos para salir de la crisis, luego el rescate de los bancos no con dinero público sino con el dinero de los propios accionistas… Lo van deshojando hasta que llegamos a 2011 cuando no queda nada de aquello.
Ahí es cuando se produce la segunda revolución o contrarrevolución conservadora.
Hay una diferencia sustancial con la primera. Ronald Reagan era un vaquero; la gente que le acompaña era intuitiva pero poco formada, excepto algún caso como David Stockman. En cambio, a Margaret Thatcher la acompañan unos think tank conservadores muy potentes desde el punto de vista ideológico, que son los que dan la batalla. Luego llegan los "neocons" con Bush, algunos han trabajado con Reagan y están más formados, llegan con esa formación que había tenido Thatcher en el Reino Unido. Disponen  de unos think tank con los que empiezan a construir una teoría sobre todo esto y que acaba el 11S. En ese momento se olvidan de todo, cambian de enemigo y de estrategia, invaden Afganistán e Irak. Ahora llega la tercera oleada, que es la de Donald Trump, que es una oleada mucho más contradictoria; tiene elementos neoconservadores y tiene otros disparatados, pero forma parte de lo mismo.
La izquierda no tuvo respuesta en la primera y en la segunda revolución conservadora. Ahora parece que tampoco la tiene.
Porque los valores de la revolución conservadora se hacen tan potentes que forman parte de eso que se llamó pensamiento único. El que no los tenía era expulsado de las cátedras, de los servicios de estudio, de los medios de comunicación. Esos valores conservadores impregnan a la socialdemocracia. Así nace "la tercera vía". Cuando llega una crisis como la de 2008 no tienen nada que decir, solo pueden aportar una especie de thatcherismo de rostro humano. No sé si recuerdas aquella frase de Thatcher, cuando le  preguntaron, ¿qué es lo mejor que ha hecho usted en su vida?, y ella respondió: "Traer a Tony Blair". Ese es el principal problema de la crisis de representación política. Ha sido tan profundo el contagio de los valores conservadores a la socialdemocracia que si hay que elegir entre el original y la copia la gente escoge el original, o busca elementos populistas de extrema derecha o extrema izquierda. La socialdemocracia está desapareciendo del mapa en un momento en el que las medidas de la socialdemocracia clásicas serían las más oportunas para arreglar los problemas.
Se aplicaron después de la Segunda Guerra Mundial y se salió de las crisis económica y política.
Esos valores, depurados por el tiempo, valdrían para obtener respuestas diferentes de las que hay ahora. ¿Qué va a pasar cuando empiece a aplicar la política económica de Europa el nuevo ministro de Finanzas, el socialdemócrata Olaf Scholz que ha sustituido a Wolfrang Schäuble en el gobierno alemán? ¿Vamos a notar una diferencia sustantiva, aparte de algún ambiente compasivo? Pues eso es lo que hay que ver, si han aprendido o no han aprendido.
¿Sería la utopía más pragmática de la izquierda regresar a los valores socialdemócratas o exigir que el capitalismo vuelva a estar regulado?
Estoy de acuerdo, pero lo diría de otra manera. El principal valor de la socialdemocracia es conservador, conservar lo que tuvimos, no perderlo. La principal labor de la izquierda es asegurar la igualdad de oportunidades, que es un valor probablemente liberal, que se cumple menos que hace una década. Nunca hubo una igualdad de oportunidades perfecta, pero el camino era progresivo, se iba consiguiendo, y en eso se ha producido una marcha atrás enorme.
Da la sensación de que la izquierda, pienso en la española, se ha quedado atrapada en los eslóganes y ha ido perdiendo contenido. El feminismo podría ser una manera de reconectarse con la calle.
Exacto. Volvamos al programa mínimo, defendámoslo. Tuvimos un programa mínimo que era la democracia y un programa máximo que era el comunismo, el socialismo, la revolución. Volvamos al programa mínimo. ¿Qué puede defender la izquierda para diferenciarse de la derecha? Tres asuntos: la igualdad de oportunidades, que tiene que ver con los derechos sociales y económicos, los derechos humanos que incluyen la libertad de expresión y el cambio climático, el problema más importante que tiene la humanidad en estos momentos.
¿Son tan importantes los líderes o es importante que exista ese magma en la sociedad?
Me parece que fue Bernardo Bertolucci, aunque no estoy seguro, el que dijo "bienaventurado el país que no necesita líderes". Siempre he creído que los líderes no son el principal elemento cuando se habla de la capacidad de liderazgo de un país. Es importante pero no es lo más importante para los cambios. En estos momentos tenemos unos líderes tan chatos en casi todos los casos, o tan nefastos como en el caso de Trump, que echamos de menos a alguno; hemos idealizado unos líderes que tampoco eran tan buenos pero que en comparación nos parecen maravillosos.
¿Es Merkel la líder más social de Europa aparte de lo que ha hecho a Grecia? Al menos es coherente.
Seguramente la más líder de todo. Con Macron estamos construyendo un mito. Decimos que tiene un discurso europeísta, pero Macron lleva casi un año y ese discurso no se ha concretado en una sola medida, y dentro de su país está aplicando las políticas de austeridad como las que aplicaba la derecha o el mismo Hollande y que le costaron la presidencia. Estamos haciendo un mito de Macron porque tiene esa capacidad de liderazgo de la que todo el mundo habla, y que debe ser cierta. La revista Letras libres publicó un perfil de Macron firmado por Emmanuel Carrère; en él, decía: "Si le miras a los ojos y él te da la mano, estás perdido". Cuando lo leí, recordé que algo de eso tenía el Felipe González en 1982.
¿Estamos los periodistas aplicando la visión de la vieja política para analizar los nuevos movimientos?
Sin duda. Me alarma ver cómo ha desaparecido Europa del Este de los medios de comunicación con las cosas que están pasando, están matando periodistas, están restringiendo las libertades, incluidas las europeas. Pero no atendemos a este tipo de cosas, estamos en la política pequeña.
¿Ha sido un desastre para la UE la incorporación de los 10 países de Europa del Este, algunos de ellos parecen un caballo de Troya?
Ha sido un desastre monumental, pero hay que analizarlo. Cualquier cosa que se haga en Europa tiene que partir de esa idea, que dentro hay un caballo de Troya. Fíjate lo que está ocurriendo, que tampoco estamos tratándolo suficientemente: mientras todos hablamos del europeísmo de Macron, de lo bueno que va a ser que Macron y Merkel relancen la Unión Europea, los países del norte de Europa están vetando cualquier tipo de cambio de orientación. No quieren un presupuesto europeo potente, no quieren la mutualización de la deuda, no quieren una revisión de la forma de trabajar con el euro, están restringiendo de manera brutal los movimientos de personas. Todo eso está pasando al mismo tiempo que hablamos de la oportunidad que tiene Europa para cambiar en estos momentos.
A la vez está creciendo la xenofobia, la extrema derecha, el maltrato a los emigrantes.
La misma impregnación que había antes de la revolución conservadora hacia los socialdemócratas ocurre ahora entre los partidos de extrema derecha y los partidos de derecha que gobiernan. Ya sabemos que Marine Le Pen no ha ganado y que tampoco ganaron los holandeses, pero las ideas de Le Pen y de los holandeses impregnan en estos momentos los programas electorales.
Partidos de derechas de toda la vida con las ideas de extrema derecha.
Y tampoco lo estamos contando. Respiramos como si fuese una cosa extraordinaria que no hubiera ganado Le Pen, pero mira lo que está pasando en Francia, en Holanda o en Italia.
La Liga Norte pasó de ser un movimiento autonomista y oportunista a un movimiento de neofascista.
Tenemos que utilizar este tipo de calificativos para hablar de estas cosas. Es tremendo. ¿Qué pasó con Italia, con su izquierda y hasta te diría con su derecha, tan ilustradas, que avanzaron tanto, que fueron los padres del eurocomunismo y los padres de la austeridad? ¿Dónde están esos políticos? ¿Se han jubilado todos? Hace años en un mitin de D’Alema, que dirigía entonces la última fase del partido comunista italiano, alguien del público le gritó: "D’ Alema di algo de izquierdas, hombre".
Ciudadanos llegó como un partido que iba a regenerar la derecha, pero de alguna forma también se ha visto atropellado por los acontecimientos.
En cuanto ha entrado en las instituciones. Volvemos al principio de la conversación, quién es el sujeto que va a protagonizar lo que está pasando. ¿Es el movimiento de los jubilados un 15M renacido con otras formas o se va a diluir en cuanto Rajoy introduzca varias medidas en el presupuesto que engañen un poco a una parte del movimiento? Esto no es discutible en el caso de la mujer. Tenemos que saber cómo se avanza después del 8 de marzo; escojamos dos o tres propuestas., cómo se avanza en la brecha digital, en la presencia de las mujeres en las instituciones, en las cuotas. O avanza o se diluirá.
Uno de los defectos que tenemos como país es la incapacidad para pensar fuera del marco. Decía el general David Petraeus, hablando de Irak, que todos los mandos militares que ascienden piensan de una manera parecida. Pasa en las empresas.
Y en los partidos políticos.
Y cuando surge un problema grave, como la crisis en Catalunya, nadie es capaz de pensar diferente. La política está para solucionar los problemas; aquí la utilizamos para crearlos.
Eso se debe a la adolescencia de nuestra democracia. Como tenemos una democracia más joven que la de los demás, es más endeble, somos rígidos con los procedimientos y con las normas de las que nos hemos dotado.
Algunos sectores del independentismo exprés dicen que España es un Estado autoritario.
Eso es una tontería, es no recordar cómo éramos hace 40 años cuando salimos del franquismo. Tenemos defectos y debilidades, y algunas nuevas que están emergiendo, pero no tienen nada que ver con un Estado autoritario. Este es un país normalizado desde el punto de vista democrático.
Como tampoco se puede hablar de golpe de Estado. Se podría hablar de crisis constitucional.
Y tampoco podemos hablar de amigos y enemigos. Entre la gente de mi generación y entre tus amigos y entre los míos hay muchos independentistas con los que todavía podemos seguir discutiendo. Probablemente no podremos discutir hoy con algunos, como tú has dicho antes, con los independentistas exprés, pero hay una buena parte con la que podemos discutir de muchísimas cosas.
¿Es optimista, en general, no solo con nuestro país?
No, no lo soy. En estos momentos no puedo ser optimista porque el contexto al que pertenece nuestro país es en estos momentos muy desfavorable. Hay una regresión, sin duda. Ha habido una regresión en los derechos sociales y económicos en los últimos diez años, y ahora, que parece que estamos saliendo, hay una regresión en los derechos políticos y en los derechos civiles. Es un mal momento para los derechos en el mundo y en ese sentido no puedo ser optimista.
El tribunal de Estrasburgo dictamina que es legal quemar un retrato del rey y unos días después, el Parlamento vota con el apoyo del PSOE mantener la tipificación de insultos al rey.
Eso es un ejemplo más del contagio. En cambio, me ha parecido valiente la decisión del Partido Socialista de no prorrogar la cadena perpetua revisable, de votar en contra aun sabiendo que es algo impopular en estos momentos. Bueno, eso es lo que tienen que hacer este tipo de partidos. Para eso los queremos y para eso los hemos votado.
¿Cree que el posfranquismo ha desaparecido completamente de España o sigue ahí?
Creo que ha desaparecido muchísimo, pero no del todo. Todos los días vemos, incluso en el Parlamento, algunas intervenciones que recuerdan a otros tiempos, pero creo que son minoritarios. En ese sentido, la aparición de Ciudadanos no va a modernizar tanto como creíamos a la derecha española, pero algo la va a modernizar.
Sánchez Cuenca me dijo en una entrevista con tal de que se vaya PP, que gobierne Ciudadanos.

Esa es la posición de Sánchez Cuenca que en buena parte corroboro. Creo en estos momentos el PP, aparte de todos los problemas que tiene relacionados con la corrupción, es un partido inútil para gobernar; están abrasados, no dan más de sí.

Mongolia sienta al humor en el banquillo y constata los retrocesos de la libertad de expresión EL PULPITO LAICO

Los fundadores de la revista reúnen a los actores Leo Bassi y Marta Flich para abordar la crisis del sector a raíz de la condena por caricaturizar a Ortega Cano

40.000 euros. Esa es la condena que impuso a principios de mes una jueza a la revista satírica Mongolia por publicar una caricatura del torero José Ortega Cano en un cartel de uno de sus espectáculos en Cartagena. Una pena que ha hecho reflexionar a los responsables de la publicación, que este jueves han decidido sentar al humor en el banquillo para analizar si estamos ante una situación de retroceso de la libertad de expresión.  
Para ello han reunido en un teatro de Madrid a dos expertos de la sátira y del humor, los actores Leo Bassi y Marta Flich, que han mostrado sus impresiones y compartido experiencias acerca de cómo viven esa tendencia a limitar el hecho humorístico de los últimos años. Flich ha considerado que más que un retroceso en la libertad de expresión lo que existe es la autocensura que implica “ponerse paños calientes” y lleva a hacer “un humor más superficial y que denuncia menos”. “No es tanto el retroceso sino lo retrasados que estamos siendo”, ha ironizado. A su juicio, el “denominador común” de lo que está ocurriendo tiene que ver con el miedo, pero también con un cambio generacional.
Precisamente a ello se ha referido Leo Bassi, que sí que ha considerado que existe un retroceso en la libertad de expresión “porque hay un cambio de generación. La que ha luchado y ha sufrido el franquismo está muriendo o desapareciendo. Y otras generaciones que han vivido más relajadamente no están viendo la importancia de luchar para mantener esa libertad de expresión”. El humorista italiano ha señalado que la gente que está ahora rozando los 30 o 40 años siempre ha conocido la libertad y se ha educado “con las televisiones privadas”. Por ello, “es más maleable” que la generación que “ha vivido situaciones de peligro”. Enfrente, ha proseguido, se encuentran con una “derecha” que sigue como siempre y, por tanto, “intransigente”, luchando “por su poder y por su dinero”, y que se enfrenta a “una generación que no tiene esas ganas de luchar” que tenían sus predecesores.
Respecto a los poderosos, que son quienes suelen arremeter habitualmente contra los humoristas y los que incluso inician procesos judiciales contra ellos, Bassi ha recordado que “están acostumbrados a que la gente no diga nada”. “En centros comerciales intentas hablar de política y es imposible, inmediatamente te cogen y te sacan, porque es un lugar privado. No se puede hablar porque molesta a la venta y eso que es un espacio público por el que circulan los ciudadanos”, ha citado como ejemplo.
 Hay una especie de retroceso ante un avance de la modernidad”, ha apuntado, por su parte, Dario Adanti, uno de los fundadores de Mongolia. En su opinión, “los reaccionarios se han puesto más reaccionarios y de pronto las redes sociales han abierto un mundo de exposición del humor que ha venido grande a mucha gente de la justicia o de la política”. Por eso, ha apuntado, tratan de censurarlo o de atacarlo, y a veces logran el respaldo de jueces y fiscales que, como ha constatado también Edu Galán, otro de los editores de la revista, “no acaban de entender lo que son las redes”, que multiplican los mensajes.


Pere Rusiñol, también fundador de Mongolia, ha abordado la situación del periodismo, un sector en el que, según él, “el problema es la toma del poder económico de los medios”. “Actualmente todos los grandes medios son de los bancos, y alrededor de ellos gira todo. Por ello, las posibilidades de información independientes han decrecido”, ha lamentado. Con un mensaje de esperanza, Rusiñol ha recordado el nacimiento de muchos medios al margen de ese poder establecido, entre los que ha citado la propia Mongolia, Alternativas Económicas, InfoLibre o eldiario.es . “Están haciendo información independiente y perforando esos límites del poder”, ha celebrado.

Las mentiras de Cristina Cifuentes sobre su máster en la Universidad Rey Juan Carlos, d'Ignacio Escolar

Cristina Cifuentes aún tiene mucho que explicar. ¿De dónde sacó el tiempo para terminar un máster de 600 horas lectivas en ocho meses, unas 15 horas semanales. ¿A cuántas clases asistió?


Cristina Cifuentes: "No hay ninguna irregularidad relacionada con este máster"
Falso. Por mucho que la Universidad Rey Juan Carlos quiera vestir lo ocurrido de normalidad, cayendo en varias contradicciones, no es en ningún caso habitual que una funcionaria de otro campus distinto modifique dos notas de una alumna dos años después de que se cierre el curso. Como bien sabe cualquier profesor universitario – Antón Losada hoy lo explica muy claro– los protocolos para modificar una nota no se parecen en lo más mínimo a lo que ha explicado Cifuentes o la Universidad. No es esta siquiera la única irregularidad.
Cifuentes: "Como ha explicado la propia Universidad, hubo un error de transcripción de las calificaciones en el sistema informático".
Falso. No hubo un error de transcripción. Según la versión explicada ayer por la Universidad hubo dos errores, de dos profesores distintos y ambos se equivocaron al introducir las notas en el sistema informático cada uno por separado –que es como se registran las notas–. Ya es mala suerte, ya es casualidad.
Cifuentes: "Fue un máster que hice no por el título sino porque me interesaba mucho la materia. (…) Yo no necesitaba engordar mi currículum para nada porque soy funcionaria en la universidad. A mí tener el título o no tenerlo me daba lo mismo".
Falso. Cristina Cifuentes se matriculó en ese máster porque es imprescindible para poder cursar después un doctorado, como era su intención. Así lo admitía ella misma en 2012 en su propia web, como recoge  esta vieja noticia de Europa Press: "Actualmente curso el Doctorado en la Universidad Rey Juan Carlos". ¿Y para qué quería el doctorado? Muy sencillo. Porque con él podría dar clase en la universidad, cuando dejase la política, en vez de volver a su plaza de funcionario, que es como personal de administración y servicios (PAS). Es el mismo camino que utilizó la propia hermana de Cifuentes, Margarita: era funcionaria PAS; hizo el doctorado (en un tesis dirigida personalmente por el rector de los plagios) y después la Rey Juan Carlos la contrató a dedo como profesora visitante, de forma claramente irregular.
Cifuentes: "Supongo que el trabajo de fin de máster estará en la universidad"
Es sorprendente que un trabajo de fin de máster sea  tan difícil de localizar porque se supone que fue escrito con un ordenador conectado a Internet en 2012, no con una máquina de escribir el siglo pasado. Fuentes cercanas a Cifuentes aseguran que no lo encuentra entre las cajas de varias mudanzas y en la Universidad también sigue sin aparecer. Cifuentes ha mostrado un acta del trabajo de fin de máster bastante irregular – el tribunal que supuestamente evaluó a Cifuentes es ilegal– pero aún no aparece el único documento que puede demostrar fehacientemente que lo presentó y en qué fecha exacta lo hizo. No es tampoco el trabajo de fin máster, que en algún momento, milagrosamente, tal vez aparecerá. Es el registro informático de entrada de ese trabajo en la Universidad. No se sabe nada de este documento, que la Universidad debería aportar.
¿Tiene sello de registro de entrada la Universidad Rey Juan Carlos? Sabemos que sí. Lo acabamos de confirmar con la investigación oficial que ha anunciado el rector, el primer documento de esta historia que aparece con un sello oficial.
Cifuentes: "Ese medio (eldiario.es) se puso en contacto con mi gabinete a última hora de ayer"
Falso. La primera llamada de nuestra compañera  Raquel Ejerique al gabinete de Cristina Cifuentes para recabar su versión de los hechos fue el martes 20 de marzo a las 13:08. Hubo otras tres llamadas ese mismo día: a las 15:10, a las 17:21 y a las 19:47. Cifuentes tuvo tiempo más que suficiente para contestar a nuestras preguntas sobre la manipulación de sus notas por una funcionaria y en aquel momento sus portavoces nos dieron una versión radicalmente distinta a la que ha dado el miércoles: que se había dejado dos asignaturas para otra convocatoria posterior. ¿Cómo es posible que Cifuentes no recordase un episodio tan llamativo como el que la Universidad explicó después? ¿Alguien que va a recoger un título de máster y no puede porque faltan dos notas por errores informáticos lo olvida tan fácilmente?
Cifuentes: "Esta persona (la funcionaria que cambió la nota) no es amiga mía, pero la conozco, como conozco a muchas otras personas en la universidad. Fue la que me acompañó amablemente a recoger finalmente mi título".
No fue eso lo que nos contó el gabinete de comunicación de Cristina Cifuentes el martes. "No la conoce de nada", nos aseguraron, y así lo reflejamos en nuestra primera información. Para no conocerla de nada, no se entiende tampoco la casualidad de que sea justo ella quien modifica las notas, en 2014, y también justo ella quien acompaña a Cifuentes a recoger el título, en 2017.
Cifuentes: "¡Seis euros! ¿Cómo va a costar una matrícula seis euros? Esto en qué cabeza cabe. Esto fue una penalización que la Universidad puso precisamente por haber presentado y haber leído el trabajo más allá de la fecha establecida."
Falso. No existe en el reglamento de la Universidad esa tarifa de penalización por presentar tarde el trabajo de fin de máster de la que habla Cifuentes. Lo que  sí especifica el reglamento –artículo 7.2– es que si no presentas el trabajo de fin de máster en el curso correspondiente, puedes repetir la matrícula el curso siguiente sin tener que pagar todo el precio otra vez. "El segundo curso que realice la matrícula de la asignatura de Trabajo Fin de Máster sólo deberá abonar las tasas administrativas correspondientes", dice el reglamento de la URJC. ¿Y cuánto es esa tasa administrativa? Las  tarifas oficiales de la Universidad lo confirman: 6 euros con once céntimos es el precio de los gastos de secretaría. También queda confirmado con  los nuevos documentos que desvelamos hoy, donde se ve claramente que esos 6,11 euros corresponden al "trabajo de fin de master" del curso académico 2012-2013, y por eso se pagó en noviembre de 2012. ¿Para que se volvió a matricular Cifuentes si había aprobado ya el curso anterior?
Tampoco se entiende algo. Si en noviembre de 2012 Cristina Cifuentes fue a la Universidad a pagar unas tasas, ¿por qué no aprovechó para pagar el título del máster que, según ella, ya estaba terminado?
Ni Cifuentes ni tampoco la Universidad aclaran igualmente otro de los incumplimientos flagrantes del reglamento. ¿Cómo pudo presentar el trabajo de fin de máster en julio de 2012 si en su expediente, hasta octubre de 2014, aparecía otra asignatura pendiente?
Cifuentes: "Las explicaciones las tendrá que dar en todo caso la Universidad, que es quien comete este error administrativo"
Falso. Cristina Cifuentes aún tiene mucho que explicar, y no solo cuántos días más necesita para encontrar su trabajo de fin de máster o por qué se volvió a matricular en noviembre, cuatro meses después de –según su segunda versión– aprobar. Sigue sin estar claro en qué huecos de su apretada agenda encontró tiempo la delegada del Gobierno en Madrid para realizar un máster presencial de 60 créditos: 600 horas lectivas en ocho meses, unas 15 horas semanales. ¿A cuántas clases asistió?
Cifuentes: "He sufrido un ataque sin calificativos y sin fundamento que está construido sobre una pura falsedad"
Falso. Todas las informaciones que ha publicado  eldiario.es están sostenidas por documentación interna de la propia Universidad, por las distintas versiones que ha dado el gabinete de la presidenta de Madrid, por fuentes en la Universidad Rey Juan Carlos y por un trabajo periodístico contrastado y veraz. El propio rector de la Universidad, en sus contradictorias excusas, admite que son ellos quienes han cometido errores, no eldiario.es.
Cifuentes: "Nunca me he escondido, no me voy a esconder jamás, no me voy a ocultar"
Falso. Durante la mayor parte del día, ni Cristina Cifuentes ni su gabinete de comunicación dio explicación alguna ni tampoco rectificó la primera versión que aportaron a eldiario.es el martes. Durante gran parte de la tarde de ayer, aseguraron a los medios que Cifuentes daría una rueda de prensa, que nunca llegó.
Cifuentes: "Los últimos tiempos vengo sufriendo ataques permanentes. A quien esté detrás, que sepa que me hace más fuerte".
Cifuentes insinuó que hay una mano negra política detrás de nuestra información. Se equivoca de pleno. Detrás de exclusivas como esta investigación periodística sobre su peculiar máster, que aún no hemos terminado de publicar, solo está el apoyo de más de 24.000 socios. Más de 24.000 lectores comprometidos que nos permiten trabajar con independencia y libertad.



"Han convertido esta universidad en el basurero académico del PP”: indignación entre docentes de la Rey Juan Carlos


El rector del Universidad Rey Juan Carlos (URJC), Javier Ramos,El rector de la URJC dice que quiere demostrar que "la mayoría"de los profesores "hace su trabajo con excelencia". Admite pues, que algunos no


La. Cifuentes pasó en 24 horas de no tener "ni idea de quién era" Calonge a reconocer que la conoce, como "a muchas otras personas en la universidad"
El rector de la URJC dice que quiere demostrar que "la mayoría" de los profesores "hace su trabajo con excelencia"


El tribunal que supuestamente evaluó el trabajo de fin de máster de Cifuentes es ilegal. Un miembro del tribunal tiene que ser "profesor de otra universidad" o un "experto" para garantizar la imparcialidad. Ninguna de las tres doctoras que figuran en el acta era en aquel momento titular, otro requisito indispensable


3.15.2018

SOMOS CHICOS QUE LLEVAMOS ROPA ROSA Y... *no pasa nada*!! | Celopan

¿Qué decía el PP sobre las pensiones en campaña electoral? EL PULPITO LAICO

El Partido Popular asegura que desde el 2012 los pensionistas han ganado en poder adquisitivo, los pensionistas denuncian la "subida de mierda" del 0,25-

Natalia Castro
 

Las pensiones están garantizadas ahora y en el futuro”, “con decisiones del PP, ganan los pensionistas” o “el Gobierno siempre quiere mejorar las pensiones son sólo algunas de las frases con las que el Partido Popular y el Ejecutivo de Mariano Rajoy intentan construir un muro. Una muralla que los separa de la realidad social e intenta acallar las protestas de los propios pensionistas que ven como, con la subida del 0,25%, sus pensiones no llegan para cubrir los gastos de una vida real. Es lo que los sindicatos han calificado como una “subida de mierda”.
Hay que recordar que este miércoles Rajoy comparece en el Congreso a petición propia con la intención de explicar las propuestas del Ejecutivo para garantizar la sostenibilidad del sistema de pensiones y sobre todo para revalorizarlas.
Y es que, mientras que las calles se llenan de pensionistas que no han dudado incluso en rodear el Congreso, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, asegura que se hace todo lo posible por tener unas pensiones dignas pero que hay un problema: No podemos gastar lo que no tenemos”.
El PP se olvida de sus promesas electorales
Con esta afirmación, Rajoy rompe una vez más una promesa electoral, algo que, por otro lado, es ya un clásico en el partidoY es que, el espacio entre lo que se dice y promete en campaña electoral con lo que luego se hace es muy amplio.
Si acudimos al programa electoral del PP para las elecciones del 20D (del 20 de diciembre del 2015), en su página 107 encontramos el punto “Nuestros mayores: el valor de la experiencia con pensiones garantizadas. En él, el PP reconoce que el aumento de la esperanza de vida supone un reto para el mantenimiento del sistema de pensiones, pero lo enmascara con el eufemismo de “el reto de la solidaridad intergeneracional”. Y es que, como prometió antes de las lecciones de 2011, querían “evitar toda discriminación en razón de la edad”.
“Hemos aprobado una reforma de las pensiones que permite tener confianza en su sostenibilidad, asegurando que no podrán ser congeladas de forma arbitraria”. Esta fue una de las primeras promesas electorales. El PP siempre ha insistido en que ellos nunca han congelado las pensiones, pero para los sindicatos una subida de un par de euros mensuales y la congelación es más que similar.
Se comprometió a mantener la calidad de vida de los pensionistas
Pero en este mismo programa electoral, el del 20D, el PP prometió mantener “la dignidad de las personas” con una política “que garantice la calidad, la equidad y la sostenibilidad del sistema”.
Sin olvidar que de cara a las elecciones los populares vendieron que iban a mejorar “la gestión del Sistema de Atención a la Dependencia para hacerla más ágil y eficaz, garantizando el mismo nivel de acceso en todo el territorio nacional”. A eso se comprometieron. La realidad es que el Gobierno del PP ha dejado a cero la Ley de Dependencia  haciendo casi imposible su aplicación y dejando de cientos de familias desamparadas.
¿La solución? Ahorro y seguir trabajando
Eso sí, no dudan en pedir en su propio programa electoral que las familias ahorren y en animar a los españoles a que sigan trabajando aun habiendo llegado a la edad de jubilación.
Hablan de favorecer “el ahorro de las familias en previsión de sus necesidades llegado el momento de la jubilación” y ayudar a la “prolongación voluntaria de la vida laboral más allá de la edad ordinaria de jubilación".
Las palabras de Celia Villalobos diciendo que nada costaba ahorrar un par de “eurillos” al mes para completar las pensiones despertaron gran polémica, pero la verdad es que el PP nunca ha ocultado esta idea. Ya en el programa para las elecciones del 20 de noviembre de 2011 proponían potenciar los sistemas complementarios a la Seguridad Social”; es decir, el ahorro y los planes de pensiones privados.
¿Por qué el PP promete a los pensionistas en campaña electoral?
La pregunta es ¿por qué antes de las elecciones el PP promete mejoras en las pensiones y una vez en el poder olvida sus compromisos? Porque les interesa tener contentos a los pensionistas, entre los más mayores está el groso de su electorado.
El barómetro publicado tras el 26J por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ofrecía una radiografía clarividente del votante del PP: el 41,5% de sus electores tienen 65 años o más.  La formación popular es la que recibe buena parte de los votos de los jubilados, y según el censo, suman más de nueve millones de los 36,5 millones que tienen derecho a voto. En otras palabras, los jubilados son el 25% de los electores, por lo que uno de cada cuatro votos es de un pensionista y en su mayoría optan por el PP.