5.26.2019

D'El pulpito laico

El peligro se llama Manuel Marchena ​de Carlos Elordi (EL PULPITO LAICO)

Si se les preguntara en privado, es muy probable que la mayoría de los miembros de las nuevas cámaras dijeran que no está de acuerdo con que cuatro diputados y un senador, los catalanes del procés, estén en prisión. La simpatía, incluso el afecto, con que muchos de ellos los acogieron en la sesión constitutiva de Las Cortes -no pocos se empujaban para poderles dar la mano- abre el camino a esa hipótesis. Pero la opinión de los representantes de la ciudadanía no cuenta en este asunto. Ahí quien manda es Manuel Marchena, el presidente de la sala que los está juzgando. El hombre que esta semana se ha permitido doblar el pulso a la presidencia del Congreso y el que dentro de poco, con su sentencia, puede decidir el devenir político del país.
Observando desde la distancia el vaivén de los acontecimientos de estos últimos cuatro días se descubre una lógica interna entre todos ellos. Se puede colegir que la negativa del Tribunal Supremo a ordenar la suspensión de los parlamentarios independentistas fue el acto que desencadenó la terrible ofensiva de las derechas contra la nueva presidenta del Congreso, tratando de ahogarla, incluso de obligarla a dimitir, casi antes de que hubiera abierto la boca. Hasta el punto de que se podía pensar que esa secuela de acciones y reacciones estaba previamente pensada.
Ciudadanos y el PP -Vox sigue ausente a la hora de los pronunciamientos políticos- convirtieron sin dilación alguna el inicial silencio de Meritxell Batet sobre las suspensiones en una ofensa gravísima contra los principios fundamentales del Estado. Y mientras los juristas se aprestaban a estudiar quién había de tomar la decisión sobre los parlamentarios presos, los líderes de esos partidos y sus corifeos mediáticos transmitían a la opinión pública su análisis del porqué la presidenta del Congreso estaba actuando de esa manera.
"El PSOE no quiere hacerle un feo a Junqueras y los suyos", "lo que está ocurriendo no es sino una prueba más del pacto secreto entre Pedro Sánchez y los independentistas", se ha dicho y repetido casi desde el minuto uno de este nuevo capítulo de la demagogia y de la mentira de las derechas en torno a la cuestión catalana.
Con su reiterada negativa a ordenar la suspensión, Manuel Marchena ha proporcionado mucho combustible a la acción de una oposición necesitada de argumentos para salir del ostracismo tras la derrota del 28 abril y para hacerse valer en vísperas de las municipales y autonómicas. En un artículo muy convincente, Javier Pérez Royo sugería este viernes en eldiario.es que la negativa del magistrado es jurídicamente reprobable y afirmaba tajantemente que "es una decisión política". Lo que hay que preguntarse es cuál es el objetivo final de la misma.
Y a ese respecto sólo cabe hacer suposiciones. Con su dominio de las técnicas procesales y su eficaz gestión de la interminable vista oral, Marchena había conseguido hasta esta semana que se disiparan en buena medida las sospechas que desde hace un tiempo existían sobre su neutralidad.
Particularmente desde que el portavoz del PP en el Senado, Ignacio Cosidó, asegurara a sus compañeros de partido que el nombramiento de Marchena como presidente del Consejo General del Poder Judicial, en un pacto con el PSOE que dejaba a los populares en minoría en ese órgano, no debía inquietarles. Porque Marchena, les decía Cosidó, va a "controlar la sala segunda" –la encargada de juzgar a los líderes independentistas- "por la puerta de atrás".
Ese desliz, estúpido en la medida en que alguien lo filtró, obligó a Marchena a renunciar al encargo en un texto en el que aseguraba que él nunca se prestaría a instrumentalizaciones políticas de su actuación jurisdiccional. Tras de lo cual volvió a encargarse del juicio al procés.
Y lo hizo con pulcritud profesional, hasta el punto de cosechar aplausos por parte de personas poco sospechosas de simpatizar con la derecha. Y lo que es más importante: empezó a generar la sensación de que la sentencia podía no ser tan terrible como se sospechaba desde el día mismo en que se formularon las acusaciones, de que Marchena y su tribunal podían aceptar en todo o en parte los argumentos de los que decían que no existían fundamentos para condenar a los independentistas por los delitos de rebelión o de sedición, particularmente tras la penosa actuación de los fiscales a la hora de tratar de probarlos.
La polémica sobre la suspensión de los parlamentarios presos ha borrado en buena medida esas esperanzas. Se dice que Marchena se ha negado a hacerlo no para poner en dificultades a la nueva presidencia del Congreso, o no solo para eso, sino sobre todo para evitar que esa decisión pudiera ser utilizada en su día por los tribunales europeos para impugnar el proceso. Esa prevención estaría justificada si lo que tiene en mente el magistrado es condenar con dureza a los procesados. Porque Europa no reaccionaría igual si la sentencia es suave que si lo es muy severa.
Dejémoslo ahí. Pero la cosa no pinta bien. Si los líderes independentistas, y particularmente los más proclives a un diálogo con el gobierno central, son condenados sin contemplaciones, y se dice que eso podía saberse en octubre, cualquier posibilidad de entendimiento entre Madrid y el independentismo quedaría seriamente cercenada, la marcha del nuevo gobierno de Sánchez gravemente condicionada por una crisis catalana agravada por la sentencia y las derechas encontrarían nuevos motivos para volver a su guerra de siempre.

Marchena puede propiciar todo eso. La barbaridad de judicializar la política habría llegado así a su extremo más aberrante. Es de esperar que de aquí a octubre se haga lo necesario para evitarlo. Por ahora la sensación es que Meritxell Batet no ha tenido más remedio que plegarse a las intenciones de Marchena. Tal vez en algún momento creyó que podía evitarlo. Pero la presión ha sido demasiado fuerte. El "no" de Unidas Podemos a la suspensión es una postura digna, aunque no relevante porque se sabía minoritaria de partida. Ahora queda por ver cómo lidia Manuel Marchena con el parlamento europeo si este domingo Oriol Junqueras resulta elegido eurodiputado. 

El espejismo ​de Ignacio Escolar (EL PULPITO LAICO)

La victoria de la izquierda en las últimas elecciones generales oculta un dato: que con ese mismo resultado la derecha gobernaría en gran parte de los principales ayuntamientos y autonomías que están en juego este domingo. Que a pesar de la masiva movilización de hace un mes, en la España no periférica la derecha suma más. La división del voto conservador en tres partidos provocó un enorme batacazo para el PP. Pero la ley electoral este domingo no es la misma y la movilización para frenar a la extrema derecha tampoco parece que vaya a ser igual. El 28 de abril puede ser para la izquierda un espejismo. Una ilusión que este domingo se puede quebrar.
La derecha ha descubierto, a destiempo, las consecuencias de la ley electoral. Y en estas elecciones, donde ya no es necesario, concentrarán el voto mucho más. La izquierda, en los próximos años, puede que descubra demasiado tarde otras leyes, tan importantes o más. Que la educación pública no depende de La Moncloa, sino de las autonomías. Que la Sanidad pública no se arregla desde el Congreso de los Diputados porque también está transferida. Que el suelo para la vivienda lo deciden los ayuntamientos, no el Consejo de Ministros. Que España es un país mucho más descentralizado de lo que parece, y los servicios públicos se juegan en unos parlamentos donde la extrema derecha también va a entrar y gobernar.
Todas las elecciones son impredecibles. Estas lo son mucho más, porque gran parte de las batallas más importantes se van a decidir por muy pocos votos. En el Ayuntamiento de Madrid cada encuesta de las que aún se hacen estos días dice una cosa; en 2015 Manuela Carmena ganó la alcaldía a Esperanza Aguirre por solo 7.839 votos y este domingo se va a decidir por un puñado similar. En la ciudad de Barcelona, la pugna entre Colau y Maragall está en pocas décimas. En la Comunidad de Madrid, hay incluso quien pronostica un empate en escaños entre los bloques –podría ocurrir, pues va muy justo y el número de diputados es par–. En Castilla-La Mancha, todo es impredecible por una caótica ley electoral. En Aragón, si se repite el resultado de hace un mes, la derecha sumará.  
Todas las elecciones son importantes. Estas también lo serán. Porque Vox asusta menos, pero a partir de este domingo, en muchos lugares, empezará a mandar. Porque Isabel Díaz Ayuso da risa, la misma que daba Esperanza Aguirre cuando saludaba "hola, majete" a Pablo Carbonell. Porque Europa queda lejos, pero tu ayuntamiento es lo que más cerca está.

5.25.2019

ELS COMTES DE MONTECRISTO per Ramon Camats

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ELS COMTES DE MONTECRISTO

per Ramon Camats
PRESÓ CONGRÉS ERMENGOLDemà, dimarts, 21 de maig, veurem (és un dir) entrar els presoners polítics al Congreso de los Diputados i al Senado d’España. De fet, no els veurem pas, igual que avui, que hi han anat a recollir les credencials, perquè hom els farà entrar a l’edifici amb cotxes camuflats, i des del soterrani seran duts a la cambra per passadissos no accessibles al públic (i sobretot, a la premsa) fins que seguin a les bancades. Tota l’estona estaran «custodiats» per policies de paisà (armats?) a fi que ningú no escapi (algú va dir, com si es tractés d’una concessió de cortesia, que no els faran anar emmanillats). Els deu fer una por esgarrifosa la mera possibilitat que un surti del país, vagi a Alemanya, posem per cas, i se li apliqui el principi que no pot ser jutjat justament pels delictes que està sent jutjat al Reino.
Ferreres PRESONERS POLÍTICS AL CONGRÉS 20.5.19Podrem dir, ara amb totes les lletres, que España té presoners polítics. La imatge no podrà ser més evident: Cinc persones que els seus carcellers consideren delinqüents han estat escollits representants legítims del mateix estat que els empresona. Cinc persones que estan essent jutjades per les seves activitats polítiques surten de la presó amb barrots per entrar en una altra amb butaques. Diferències: els barrots i les butaques. Semblances: arreu tindran policies vigilant que no es moguin ni escapin. Es veu que ni a l’hemicicle no tindran llibertat de moviments: El Tribunal Suprem no els permet anar a recollir personalment l’acta de diputats i senador a la mesa ni, evidentment, els deixarà parlar amb la premsa (no els posaran morrió, tanmateix). Així doncs, en realitat, la seva sortida de la presó no serà més que una escenificació, un acte més de la tragicomèdia (per uns tràgica i per altres ridícula) en què s’ha convertit per a l’estat la gestió repressiva del procés d’independència de Catalunya.
En aquest context, qui s’atreveix a parlar de cortesia? De cortesia parlamentària, endemés! Acabo de llegir que la ministra portaveu, Isabel Celaá, ha dit que els partits «constitucionalistes» tenen una forma perfecta d’evitar comptar amb les «forces independentistes», que és votar la investidura de Sánchez a finals de juny. Això aclareix l’afer Iceta: una manera sibil·lina de rentar la cara amb un drap brut als innocents. Si es votava a favor, el PSOE vencia, si en contra, Sánchez es treia del damunt cap obligació. Iceta ha estat un esquer de pesca segura.Antoni-Bassas-al-Congres-Senat_2237206261_62884464_651x366

PEDRO, PEDROOOOOOOOO! per Ramon Camats

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ICETA PER ERMENGOL SENAT 2 BOLESMiquel Iceta té una aerodinàmica envejable. No ho dic pas pel seu aspecte arrodonit i sense arestes, que també; ho dic sobretot per la seva proverbial capacitat de solcar la pútrida i rúfola atmosfera política sense que cap huracà no se l’hagi endut fins ara. És extraordinari, sí, que en l’ambient tempestuós en què es mou habitualment, ja no un huracà, és que ni una simple ràfega de vent l’ha apartat del seu ondulant camí. És tal vegada per la intensitat amb què la força de la gravetat l’atrau? És per la densitat, solidesa i estabilitat de les seves conviccions polítiques, per la pesantor de les seves indigeribles intervencions al Parlament o per les seves feixugues però cridaneres, llagoteres i alhora planyívoles ICETA PER ERMENGOL SENATintervencions als mítings (Pedro, Pedrooooooo! Por favorrrrr, sálvanos de Rajoy!).
No, en realitat no crec que sigui per cap de les coses que he dit. L’enorme estabilitat política d’Iceta, la seva aerodinàmica (i si voleu una metàfora fluvial: la seva flotabilitat) es deu a que, en realitat, ell és un penell humà. És cert que els penells, que hom troba als campanars de les esglésies, són uns elements rotatius, amb un eix fix que permet que es moguin segons varia la direcció del vent, són molt esvelts, i no és aquest el seu cas. I tanmateix, és innegable l’eficàcia del penell Iceta, de llarga experiència política, que ha mirat en totes les direccions de la brúixola segons han bufat els interessos del seu partit, les circumstàncies i les necessitats electorals. Així, l’hem vist defensar el dret d’autodeterminació a través d’un referèndum, i poc després, quan el vent ha passat de Tramuntana a Migjorn, l’hem vist advocar fervorosament per l’aplicació del 155. Un dia, penellquan el vent bufa Gregal, el veiem dir al Parlament que cal molt diàleg; però un altre, quan bufa Llebeig, de costadet amb Arrimadas, el veiem riure’s de Jordi Turull, el dia abans que l’empresonin per tal d’avortar la seva investidura com a president de la Generalitat. Ja no cal que parli, oi, de les seves ballarugues progressistes a ritme de les cançons de Queen, ni tampoc de les seves manifestacions unionístico-patriòtiques amb el Trifeixisme, al so de l’himne de Falange. En fi, Miquel, que tinguis bon vent (el Llevant, cap a ponent), i barca nova.

LA MERDA, A LA PORTA DE CASA per Ramon Camats


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LA MERDA, A LA PORTA DE CASA

per Ramon Camats
abocador ribaroja MAPA 2Vostè voldria un abocador de residus industrials a la porta de casa? Segur que la resposta és un NO rotund, imagini quina és la dels habitants d’Almatret, Maials i Llardecans, que el tindran a tocar, de fet molt més a tocar que el municipi on s’ubicarà «oficialment», que és el de Riba-Roja d’Ebre. Ja se sap, la merda ‒i més si no és pròpia‒ ben lluny de casa, millor si pot ser davant de la porta del veí.
També els pobles de la Ribera d’Ebre: de Flix en avall, Benisanet, Ginestar, Miravet... estan indignats. Saben prou que la presència de l’abocador implica una requalificació de la comarca: allà on havien apostat per una producció agrària de qualitat i amb denominació d’origen, on maldaven per potenciar el turisme i s’esforçaven a fer atractiu Pla general dels membres de les plataformes 'Almatret Net' i la 'Ribera Digna' en l'acció per denunciar el projecte de l'abocador de residus de Riba-roja i al fons les màquines que treballen en els terrenys. Imatge del 13 d'abril del 2019 (Horitzontal).el territori per tal de no perdre més població, ara trobaran, un cop més, la trista notorietat de la contaminació. Com si no fos prou la central nuclear d’Ascò (on a més, fa temps hi volien fer un dipòsit de residus nuclears),  la bassa de residus químics de Flix i l’abocador de Tivissa.
Vint anys separen els projectes d’abocador de residus industrials d’Oliola (la Noguera) i Riba-Roja d’Ebre (Ribera d’Ebre). Són dues comarques allunyades però amb característiques comunes, que defineixen una categoria: Abocadors industrials en zones rurals justament mancades d’indústria, amb àmplies zones boscoses, amb molt baixa densitat poblacional ‒2,34 i 11 habitants per Kmrespectivament i, sobretot, amb pocs costos «electorals» de rebuig: 208 habitants en el primer cas, 1112 en el segon. Concorre, també, el caràcter ocult ‒fins al darrer moment‒ de la tramitació del projecte, exposició pública, informació general, etc. No debades tothom és conscient que posar un abocador ABOCADOR 35 ESTADIS FUTBOLque anirà ple de residus altament contaminants, equival pràcticament a condemnar el municipi. Hi ha diferències, però, a Oliola, tots els veïns estaven en contra de l’abocador i l’alcalde va ser inhabilitat judicialment per haver inflat el cens amb persones d’altres municipis (treballadors de l’empresa que havia de construir i explotar l’abocador). A Ribarroja hom s’ha encarregat d’enllepolir els ciutadans amb la promesa de 14 llocs de treballs i diners per la cessió de l’espai. L’oposició ha hagut de venir de les poblacions veïnes, que patiran la pudor, la devaluació de la qualitat del l’aire, la dels productes agraris... i cap avantatge. El pitjor és la constatació que el camp, idealitzat pels «pixapins» com a lloc de repòs, com a jardí fora ciutat, hom el vol convertir només en la seva latrina.

VICIS POLÏTICS RAMON CAMATS

No li passa mai, a vostè, se’n va a la cuina a buscar una cosa per picar: quan hi arriba s’adona que el recipient de l’orgànica està ple fins dalt. El treu, el lliga, l’agafa per dur-lo fins la porta del pis pensant que quan surti se l’endurà. Quan hi arriba veu dues cartes damunt de l’armari del rebedor i li sembla que una és d’Hisenda, i pensa: deu ser important. Aleshores, deixa la bossa d’escombraries al mig del rebedor, es diu que ja l’acabarà de treure després, quan hagi llegit la comunicació oficial. Agafa les cartes, se’n va cap al menjador on es disposa a seure a la butaca còmoda on acostuma a repapar-se per llegir el diari. Durant el trajecte sent la seva dona que li diu alguna cosa que no entén bé. Aleshores deixa les cartes damunt de la tauleta baixa de davant del sofà, surt del menjador i va al despatx, des d’on la seva esposa li parlava. Encabat torna, en passar pel rebedor veu la bossa d’escombraries al mig, l’agafa, obre la porta, crida l’ascensor mentre es pregunta: «Què hi fotia la bossa al mig del passadís?», baixa fins a la planta baixa i en sortir al carrer es no entén què fa baixant les escombraries, que, ara sí, recorda que havia preparat per baixar-les en el moment que hagués de sortir per anar a la papereria. I ara ja no ho pot fer, aprofitant el viatge, perquè no porta ni la cartera ni la jaqueta, i fa fresca per sortir en camisa. I, de sobte, pensa que encara no ha llegit la carta d’Hisenda.

La llarga anècdota inicial introdueix el que en realitat és l’objecte de l’article: les distraccions i els lladres del temps que llasten el nostre rendiment. I en relació a aquestes, la sempiterna confusió entre el que és urgent i el que és important, que afegeix desori a les interrupcions. Durant la jornada laboral és fàcil que siguem interromputs: una trucada de telèfon, un company que ens demana una cosa. Cada cop que interrompem la nostra concentració canviant d’activitat, desapareix el 85% de la informació que residia a la memòria a curt termini. Això significa que has de començar de nou. És com quan memoritzes un número de telèfon per marcar-lo; si no ho fas immediatament, l’has de tornar a llegir.

Sempre hi ha qui, de cop i sobte, ens demana una cosa per ahir, però resulta que la urgència només és seva, si a sobre no és important, posem-la al calaix rodó de la paperera. Si és urgent i alhora important, posem-nos-hi ara, sense admetre distracció ni demora. Si no és important, que la faci un altre, si no és urgent, la passem «ad calendas graecas» Diuen que en tots els casos, el millor és adoptar l’estratègia Eisenhower, el 34è president dels EUA. El vell militar deia que calia distingir entre l’urgent, que no sempre és important, i l’important, que no sempre és urgent.

No den a Compromís por perdedor, se consolida SALVADOR ENGUIX (EL PULPITO LAICO)

Se equivocan aquellos, que no son pocos, que han hecho una lectura perdedora del resultado de Compromís en las elecciones autonómicas. Los datos, más bien, confirman la consolidación de la coalición nacionalista que sólo ha perdido 9.000 votos en la Comunidad Valenciana respecto a los logrados en 2015: de 452.654 (19 diputados) a 443.640 (17 diputados). Si ampliamos la perspectiva, la hipótesis aún tiene más fuerza, pues Compromís en 2011 consiguió un total de 176.213 votos y sólo seis diputados. El mapa electoral traduce, además, que la coalición dispone de una enorme notoriedad en varias comarcas de la provincias de València y del norte de Alicante.

Se equivocan aquellos, que no son pocos, que han hecho una lectura perdedora del resultado de Compromís en las elecciones autonómicas. Los datos, más bien, confirman la consolidación de la coalición nacionalista que sólo ha perdido 9.000 votos en la Comunidad Valenciana respecto a los logrados en 2015: de 452.654 (19 diputados) a 443.640 (17 diputados). Si ampliamos la perspectiva, la hipótesis aún tiene más fuerza, pues Compromís en 2011 consiguió un total de 176.213 votos y sólo seis diputados. El mapa electoral traduce, además, que la coalición dispone de una enorme notoriedad en varias comarcas de la provincias de València y del norte de Alicante.
En política, es cierto, las expectativas suelen generar malas lecturas. No eran pocos, tampoco, los que ansiaban que Compromís obtuviera un mejor resultado que en 2015. Pero varios factores dificultaban la ilusión. El adelanto electoral decidido por Ximo Puig para unir las autonómicas a las generales iba a suponer un elemento de distorsión a la hora de reforzar a un partido que tiene su fuerza en el ámbito local. Dicho de otra forma, el voto útil de las generales ha penalizado a Compormís, pero a pesar de esto, en el ámbito autonómico el resultado de los valencianistas ha sido bueno dado el contexto. Otras fuerzas nacionalistas españolas como las gallegas han quedado totalmente aplastadas por el efecto de las elecciones generales. Compromís, sin embargo, ha logrado un escaño en el Congreso, a un precio en votos muy elevado.
Ocurre, además, que Compromís ha sido la fuerza sobre la que las derechas han realizado una mayor oposición, intentando ubicar a los nacionalistas en el ámbito del secesionismo político y lingüístico. Pues a pesar de esto, casi 440.000 valencianos han decidido seguir confiando en el partido de Mónica Oltra, que se ha quedado a sólo 64840 de los votos obtenidos por el PP y a sólo 27.000 de los logrados por Ciudadanos. La diferencia entre los valencianistas y el PP y Cs es que el voto de Compromís ha estado más concentrado en unas comarcas, diluyéndose su implantación en las del sur de Alicante y en las comarcas castellanohablantes. No es el caso de los partidos de Isabel Bonig y Toni Cantó, cuyo voto ha sido más equilibrado en todas las comarcas valencianas.
Estaría bien tener esto en cuenta por varias razones: Compromís va a ser fuerza clave no sólo en la configuración del nuevo Botànic II junto al PSPV y Unidas Podemos; también en todas las instituciones claves de la Comunidad Valenciana como las diputaciones (especialmente la de Valencia) y los principales ayuntamientos. Y atentos a las elecciones municipales, pues no es descartable que los resultados de Compromís sean incluso mejores que los obtenidos en las autonómicas y generales en la Comunidad Valenciana. Una simple extrapolación de datos ofrece la lectura de que en grandes urbes Compromís tendrá alcaldías o será decisiva para conformar los equipos municipales.
Compromís ha llegado para quedarse, y los resultados del 28A le otorgan la capacidad de decidir todas las políticas autonómicas en la próxima legislatura. Su papel e influencia será fundamental y Ximo Puig sabe que sin la complicidad de los valencianistas ningún proyecto de gestión institucional podrá salir adelante. Atentos a la negociación del nuevo Botànic, pues Compromís va a sentarse en la mesa con el cuchillo entre los dientes. No le perdonan a Ximo Puig que adelantara las elecciones autonómicas, y con ese ánimo intentarán consensuar un nuevo Botànic II más complejo, con más acores (un total de siete sensibilidades progresistas) y amenazado por muchas fragilidades.