EDUARDO BAYONA
Los españoles
cada vez tienen menos trabajo, por mucho que el Gobierno se jacte de que
el
número de parados se sitúe por debajo de los cuatro millones por primera vez desde 2008 y de que la cifra de ocupados vuelve a acercarse a los 19 millones.
Esa dos realidades, la caída del paro y el aumento del empleo, enmascaran otras como el
constante deterioro del mercado de trabajo por la vía de la precarización
y como la merma de la ocupación: el tiempo de trabajo,
las horas que cada ocupado dedica a sus tareas, lleva una década
reduciéndose, en un proceso que se ha acelerado con los brotes verdes.
El número total de
horas semanales trabajadas
por los ocupados en el segundo trimestre de este año ha sido de 613,8 millones,
36,07 más que en el cierre de junio de 2014 (577,78),
cuando comenzó la recuperación de las variables macroeconómicas, pero
108,1 millones menos que en la misma fecha de 2008 (722), cuando el país
batía su récord de ocupación.
Dos horas y media menos por trabajador
La salida de la crisis con recetas precarizadoras como una
reforma
laboral que en cinco años
ha arrollado a más de un millón de trabajadores
(235.914 despidos, 228.085 reducciones de jornada y 733.747
suspensiones de contrato),
junto con la escasa eficacia de las herramientas de distribución de la
renta, ha hecho el país registre al mismo tiempo las mayores
cotas de riqueza
y de desigualdad a base de devaluar las condiciones de trabajo.
Y esa tendencia se está agudizando, según revela el cruce de los
datos de ocupación
con los de tiempo de trabajo
de la EPA, tomando como referencia el ecuador de cada año, que marca el mayor volumen de trabajo de cada ejercicio.
Al
final del segundo trimestre de 2008, en la fase de mayor ocupación
laboral de la historia de España, 20,6 millones de personas trabajaban
una media semanal de 722 millones
de horas, lo que da una media de casi 35 horas (34,97). Seis años
después, en junio de 2014, tras el mayor proceso de destrucción de
empleo del que hay datos en el país, ese promedio se había reducido en
casi una hora y 45 minutos: 17,3 millones de ocupados
trabajaban 577,78 millones de horas, a 33,29 por cabeza. Y, tres años
después, tras un trienio de recuperación, el ratio había bajado otros 42
minutos, hasta las
32,6 horas que salen de repartir 613,8 millones de horas por 18,81 millones de trabajadores.
Una merma de 2,7 millones de empleos
Es decir, que, pese a la creación de empleo, los
sectores productivos españoles ofrecen 5,6 billones menos de horas de trabajo que antes del estallido de la burbuja y el inicio de
la crisis internacional, que se llevaron por delante 144,2 millones de horas de trabajo semanal.
En
números redondos, desde el inicio de la recuperación macroeconómica el
paro ha caído un tercio (de 6 a 4 millones de desempleados),
la ocupación solo ha aumentado un 11,2% (de 16,9 a 18,8 millones de empleados) y el trabajo únicamente ha aumenta un 6,2%: de 577
millones de horas semanales a 613.
Esas
108,1 millones de horas semanales pendientes de recuperar para alcanzar
los niveles de ocupación del verano de 2008 equivalen a
2,7 millones de puestos de trabajo de jornada completa.
Del 84% de la jornada al 60%
La
pérdida por ocupado desde 2008 es de casi dos horas y media semanales
(de 34,97 a 32,6), y nada indica que vaya a mejorar. La EPA revela una
clara tendencia a reducir el tiempo ocupación. Los 1,46 millones de empleos creados entre los meses de junio de 2014 y de 2017 han
coincidido con un aumento de 36,07 millones de horas trabajadas por semana, lo que supone una media de 24 horas por puesto.
El
desplome es algo menor, hasta 26,65 horas, si la referencia se atrasa
al primer trimestre de 2014, fecha inicial de la recuperación, desde la
que hay 1,82 millones más
de ocupados mientras el volumen semanal de horas trabajadas ha
aumentado en 49,64 millones.
En
cualquier caso, nueve años y una crisis después, los españoles ocupados
han pasado de trabajar un 87,4% de la jornada máxima de 40 horas que
contempla en Estatuto de
los Trabajadores, como media, a convivir con una creación de empleo que cubre únicamente un 60% de ese tiempo.
Desplome salarial
Ese recorte de las horas de trabajo, del que hay que detraer
seis millones de horas extraordinarias,
la mitad de ellas realizadas por 338.200 trabajadores que
no las cobran,
afecta a todos los sectores productivos y tiene efectos obvios en las nóminas de los trabajadores.
Así,
las estadísticas de la Agencia Tributaria rebelan cómo entre 2008, el
año récord de empleo en España, y 2011, en plena crisis, la nómina de
los españoles se redujo
en casi 2.000 millones de euros. Los ingresos computables en el IRPF,
con aportaciones a planes de pensiones y cobro de atrasos incluidos,
pasaron de
397.317
millones de euros a 395.337
mientras el número de declarantes aumentaba en casi 80.000 (de 19,38 a
19,46 millones) lo que supone un claro indicio del avance de la
precariedad:
más gente trabajaba menos tiempo por una menor cantidad de dinero.
Ese
proceso se intensificaría en los cuatro años siguientes, entre 2011 y
2015, cuando, tras la entrada en vigor de la reforma laboral, la nómina
conjunta cayó a
393.321
millones de euros y
el volumen de contribuyentes que habían trabajado a lo largo del año subió a 19,48.
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