La
ausencia de Juan Carlos en el acto del 40 aniversario de las elecciones
generales de 1977 adquiere, no una dimensión protocolaria, sino de un
cierto calado político
en materia de legitimidad monárquica.
Juan Carlos de Borbón está muy
afectado por su ausencia de las celebraciones del 40 aniversario de las
elecciones de 1977. No le falta la razón. Si se trata de conmemorar
aquellos momentos sucesorios de entronque entre el viejo régimen
franquista
y el alumbramiento de la democracia, sin duda que tuvo un protagonismo
principal.
No
hay versiones reales, ni regias, suficientemente creíbles ni
explícitas, por lo que, habida cuenta del cabreo de Borbón padre, las
especulaciones vuelan. A
estas alturas es poco verosímil
que sea un fallo de protocolo. Si alguien sabe, cuida y tiene
experiencia centenaria en estas viguerías, es la Casa Real, como algunos
hemos tenido la ocasión de comprobar. Además, es un desempeño bien
costeado, que un dinero nos cuesta a los contribuyentes.
Hay otra versión: Felipe quiere
romper. Quiere ser un rey nuevo que construya su propia supervivencia y
la de su dinastía, no sobre la herencia del franquismo, a cuya dictadura
se refirió expresamente para desesperación de los hagiógrafos
neofranquistas,
sino sobre, exclusivamente, un principio constitucional. Aunque la
condecoración a Martín Villa no le ayuda en su propósito, si verdadero
fuere.
Para ello, le sobra la figura de su
egregio padre, protagonista de la Transición, claro, y de la
testamentaria obligada restauración monárquica, tanto como que juró los
principios generales del Movimiento y fue elegido por la ley sucesoria
de
Franco, al que el dictador prefirió en vez de a su padre Juan.
Felipe no quiere ser uno de los dos reyes, ni el jefe de una de las dos
casas reales, ni el hijo rey de la familia del rey. Quiere ser rey,
jefe de
una única Casa, de una única y constitucional familia real. Otra
cosa es la familia del rey, tan amplia como prescindible a esos
propósitos. La ausencia de Juan Carlos, adquiere así, no una dimensión
protocolaria, sino de
un cierto calado político en materia de legitimidad monárquica.
Pero curiosamente, nadie quiere
atribuirle al gesto dimensión política, sino real. Los líos de la
corona, culpa rosa incluida a la señora Ortiz, un "soap" inglés, un lío,
a los que por cierto, a los no políticos, ya nos tienen acostumbrados,
y últimamente alumbrados, sean de faldas, cinegéticos, económicos,
financieros, incluso de tramas negras de las inteligencias y familias
policiales. El rey emérito está triste, pero no inactivo, en lo que su
edad le permite, veremos hasta dónde aflora su cabreo y la firmeza rupturista del rey joven.
En todo caso, una voladura
controlada con, sin embargo, unos costes de imagen institucional
evitables, de los que por tradición no es que los Borbones se preocupen
mucho. El borboneo, con su proverbial tuteo, no escatima, como el
escorpión,
en abundar en sus señas de identidad.
Y ya se notan los efectos. España,
se suele escuchar, no era monárquica, sino juancarlista, la nueva, en
ausencia de un pronunciamiento democrático expreso, por ejemplo, un
referéndum, va camino de ser más felipista que monárquica.
Brotan felipistas como hongos en los aledaños del poder, incluido el mediático.
Son las cosas de las monarquías.
Cuando un estado entrega su jefatura a una familia, una dinastía,
afloran los líos de familia. Tenemos a los padres, esposas, suegras,
hijos, herederos o no, cuñados, queridas y queridos, primos y toda una
amplia
patulea, de general prolífica, que, además, vive de los presupuestos
del estado y de su situación simbólica privilegiada. Hasta tal punto que
se dan situaciones como la británica, en la que un miembro de la
dinastía de los Windsor ha destapado que ninguno
quiere ser rey; para qué, con lo bien que viven del rey, de la reina en
aquel caso.
A falta de nuevos acontecimientos,
veremos cómo evoluciona el lío. Los de padre e hijo son frecuentes entre
los Borbones, si se trata de solo eso o tiene un mayor calado político.
La cuestión es si Felipe ha decidido hacer Borbón y cuenta nueva,
o no.
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