JUAN ANTONIO BLAY
¿Cómo
se construye y se practica una izquierda? La pregunta, aparentemente
retórica, ha sido la cuestión principal que ha planteado Mario Tronti
(Roma, 1931), uno de los pensadores más reputados del movimiento obrero
desde la segunda mitad del siglo XX, durante el debate mantenido con
Pablo Iglesias y otros miembros e Podemos en el Congreso de los
Diputados bajo un sugerente lema: “De Tangentopoli
a la trama”, organizado por la formación morada.
El
filósofo, profesor universitario y senador italiano ha dado la
respuesta: “Me propongo criticar esa palabra (izquierda); es débil
porque no expresa lo que se quiere, realmente:
ser una fuerza antagonista de gobierno, no una mera alternativa. Una
alternativa es estar ahora en la oposición, ahora en el gobierno…, es
estar alternativamente en el poder. Esa es la cuestión”, ha dicho de
forma clara y directa.
En su opinión, esa opción, la
alternativa, es ciertamente cómoda, incluso cuando se está en la
oposición. “Se puede hablar, se puede protestar…, pero todo se queda
ahí. La clave está en la transformación”, ha sostenido Tronti. Y,
evidentemente, siendo una simple alternativa esa transformación no se
consigue.
“Creo que ese es el paso que ha
dado Podemos”, ha sentenciado. Es decir, proponer, aportar por ser una
izquierda antagonista con vocación real de transformación. Unas palabras
que, sin duda, han agradado a la audiencia, sobre todo
por la definición que ha hecho sobre la formación morada: “Hay que
hacer una reflexión (en Italia y en Europa) sobre vuestra experiencia;
habéis englobado un espacio a la izquierda del partido socialista,
mientras que en Italia la izquierda al Partido Democrático
– la formación por la que es senador en Lombardía - está muy
fragmentada”.
El debate se ha planteado desde
una cierta altura intelectual, con incontables referencias a autores,
clásico u modernos, sobre la teoría política y, especialmente, los
movimientos de izquierdas. Sobre todo en estos momentos en los
que, a juicio tanto de Tronti como de Pablo Iglesias y otros
intervinientes, el capitalismo se ha trasformado”.
A la cita han asistido la
portavoz del grupo parlamentario de Podemos en la Cámara baja, Irene
montero, que ha actuado de moderadora, y una “fila cero” para intervenir
en el debate integrada, entre otros, por la
directora de Público, Ana Pardo de Vera, el cofundador de Podemos Juan Carlos Monedero, Marcelo Expósito, miembro de la Mesa del Congreso de los
Diputados, Raimundo Viejo, de En Comú Podem, y Andrés Gil, de eldiario.es.
En la apertura del debate Pablo
Iglesias ha requerido a su invitado a reflexionar sobre la experiencia
del fenómeno denominado “tangentopoli” que supuso a principios de los
años noventa la caída del régimen político italiano surgido
tras la II Guerra Mundial. “Se puso en evidencia que había una relación
orgánica entre el poder y el dinero”, ha explicado Iglesias, quien ha
denunciado un paralelismo con lo que ocurre en estos tiempo en España.
Pero el líder de Podemos, que se
desenvuelve como pez en el agua en los debates en torno a la teoría
política y la evolución del concepto de izquierda, ha estimulado al
pensador italiano para analizar el devenir de los movimientos
de izquierdas y sus fundamentos de cara al futuro en una situación, ha
dicho, “que evoluciona constantemente”. Y se ha interesado por conocer
cuál es “el legado del movimiento obrerista”, del que Tronti es un gran
experto.
El pensador italiano ha hecho
una extensa reflexión en la que ha tratado diversos asuntos, pero ha
hecho hincapié en la transformación que ha sufrido el capitalismo
industrial. “Fue sustituido – ha explicado - para evitar el mal
que lelvaba dentro, que no era otro que la revuelta antagonista del
obrero… (el capitalismo) se ha superado a sí mismo, ha adoptado otra
forma en la que no hay amenaza obrera”, ha cocluido.
Ante esa evidencia, Tronti
defiende la validad de la izquierda, siempre que sea antagonista al
poder y con capacidad de afrontar los peligros con los que se enfrenta
en la actualidad: la antipolítica – término que prefiere al de
populismo – y la nueva forma que toma el capitalismo. La crisis
económica y fenómenos particulares como el que originó la caída del
viejo régimen italiano – con la intervención decidida de la magistratura
milanesa - han derivado “en movimientos de las masas
contra la política”.
Las consecuencias se han
plasmado con situaciones que han alumbrado a Trump, Le Pen, el
Movimiento 5 Estrellas en Italia – antes Berlusconi – o incluso también
Macron. “Deben ser desconocidos en la política, venir del mundo
económico,
sin pertenencia a partidos; se tiene más confianza en un banquero o
millonario que en un político”, ha afirmado.
Ante ese estado de cosas Tronti
defiende “la necesidad de una izquierda porque la transformación del
capitalismo industrial a uno de mercado, de las finanzas ha entrado
junto a esta larga crisis desde 2007 y 2008 en toda Europa;
eso ha transformado a los países; ya no hay un gran antagonismo de
clase, se ha creado una sociedad fragmentada. En esa “tercera sociedad”
están los obreros olvidados, marginados, abandonados a su suerte como en
Detroit, Turín y otras ciudades industriales.
Plasman su indignación en un contenedor que…, es de derechas. Debemos
devolverlos a la izquierda, hay que politizar el debate”.
En su opinión, hay que hacer
populismo de izquierdas en el sentido de que hay que alejarla el
elitismo en el que ha caído. Propongo pasar de una izquierda de los
derechos a una izquierda de las necesidades. Con la izquierda elitista
se gana en el centro de las ciudades y se pierden las periferias de
marginación donde está nuestra gente”·.
En esa línea Pablo Iglesias, e
la recta final del debate, ha reiterado una de sus ideas clave: “Hay que
ocupar espacios de poder para poder transformar los que sean. Hay que
ser más que los malos…, para tener a Dios de nuestra parte”,
ha insistido en tono irónico.
Por su parte, Mario Tronti,
tras dos horas de sesión, ha concluido que para hacer frente a la
situación actual y al populismo – de derechas – “la figura del
revolucionario, visto como actor ideológico, debe volverse realista. Yo
voy predicando que hay que hacer la revolución con realismo. La
política es compleja: tiene dos piernas, el conflicto y la mediación. Si
vas solo con una te caes”.
Con todo, ha trasladado una advertencia pesimista: su convicción de que
“volverá la edad de los grandes conflictos el siglo XX que se creían
superados; y lo hará de forma trágica”. A modo de antídoto ha comentado
que “un buen pesimismo y un buen realismo nos
hace bien”, pero ha matizado: “La esperanza debe ser consciente”.
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