5.09.2014

Los aforados (EL PAÍS)

Después de leer la noticia publicada el pasado día 2, titulada El fraude político de los aforados,ya no sé si reír o llorar. Lo único que siento es no tener ya la edad para irme de este país que cada vez da más vergüenza. Me crié en una familia políticamente activa. He sido defensora de la política como instrumento, único instrumento, en realidad, para mejorar la sociedad. Sin política y sin políticos no hay futuro. Lo triste es que con los políticos que tenemos tampoco lo hay.
Soy consciente de que no es un problema de los políticos, sino que ellos son parte y reflejo de lo que ocurre en la sociedad española. Una sociedad sin principios, políticamente inculta, de pequeñas corruptelas diarias (¿con o sin IVA?), poco formada e inmadura y para la que la autocrítica es algo que solo han de hacer los demás.
Que algunos aforados se escuden en su condición para demorar procesos judiciales ya resulta doloroso. Que renuncien al aforamiento para demorarlos aún más es insultante y ofensivo. Si tuviera hijos o hijas los sacaría de aquí a la mayor velocidad posible. Solo me queda el derecho al pataleo y, visto el camino de las últimas reformas judiciales, pronto no quedará ni eso.— Ara Ayora Díaz.