2.09.2015

Hundir la pública, d'Estrella Martín Francisco (EL PAÍS)

Es otro tipo de maltrato no recogido el que sufrimos los profesionales de la enseñanza, y no hablo ya del que nos propinan algunos alumnos día sí y día también sin que podamos hacer nada.
Hemos convertido nuestro trabajo en algo diferente para lo que fue concebido: no se puede innovar, destacar, hacer proyectos únicos con nuestros grupos… Se nos machacará implacablemente, hasta la inspección nos tirará de las orejas por hacer esos proyectos cogiendo algunas horas lectivas. ¿Cuándo si no? Al final vemos que lo mejor es no destacar, que los alumnos estén contentos, aunque no aprendan ni se esfuercen, y sentirnos como la vaca que mira al tren: ninguneados, acosados por un sistema deshumanizado que no compartimos y sin valorarnos nosotros mismos. Desgraciadamente, no trabajamos con tomates y nuestros alumnos nos importan, y por ellos y por nosotros intentamos hacer un trabajo digno.
No sé si somos muchos o pocos los que sufrimos este acoso, pero sí conozco muchos casos en los que se nos destruye como personas y como docentes.— Estrella Martín Francisco.