10.01.2014

Tres articles sobre educació (LEVANTE-EMV, 30/09/2014)

La educación en España

30.09.2014 | 04:15
El 1 de agosto de 1990, Eduardo Mendoza nos regaló su diario paródico y satírico Sin noticias de Gurb, en el que a través de dos extraterrestres el escritor barcelonés nos ofrece una mirada asombrada sobre nuestra sociedad. De este recurso literario ya se sirvió Voltaire en su obra Micromegas, en la que dos viajeros celestes descubren a los humanos y los analizan. 24 años después, imaginemos que Gurb vuelve a España y decide realizar un informe sobre nuestro sistema educativo. Seguramente elegiría como título Es país de locos. Simplemente con que en lugar de vagar por las calles de Barcelona decidiera analizar la educación en España se sentiría desbordado por la confusión, como la que sentimos muchos profesores que como es mi caso llevamos 29 años dedicados a la noble tarea de intentar formar a nuestros adolescentes.
Gurb se asombraría y por supuesto quien escribe, al escuchar que es muy importante que en España haya dos partidos políticos „PP y PSOE„ que garanticen la gobernabilidad con su partidocracia. Me permitirán que me ría de esto cuando a lo largo de la historia han sido incapaces de ponerse de acuerdo para pactar una ley educativa lógica, coherente y sencilla que únicamente sirva a los intereses de nuestros alumnos, de la buena educación y que perdure en el tiempo sentando las bases de un país.
Desde que ejerzo con entusiasmo mi profesión, he padecido cinco leyes reguladoras de la estructura educativa: la ley general de Educación de 1970 (EGB y BUP), la Logse de 1990, la LOCE de 2002, la LOE de 2006 y ahora la Lomce de 2013. No contento con ello, se han realizado dos leyes reguladoras del sistema educativo en general la LODE de 1985 y la Lopeg de 1995. Todo este galimatías de siglas se traduce en confusión para el profesorado y lo peor de todo en un proyecto educativo que se basa en los bandazos que van dando los ministros, secretarios, subsecretarios, vicesecretarios, directores territoriales, consellers, asesores... Es increíble la inoperancia de tantos cargos.
Siempre que se habla de soluciones de mejora se piensa en el cortoplacismo, ese es el gran error. El problema español se resolverá cuando tengamos chavales bien formados, con menos índice de fracaso escolar, con hábitos lectores más desarrollados. Fomentando el esfuerzo, el interés, el afán de mejora, la compresión, la lectura, el estudio de lenguas...
Gurb se siente sorprendido cuando comprueba que el examen más importante que realizan nuestros chavales, que marcará las posibilidades de estudiar una carrera u otra, no se puede ver una vez corregido. En los exámenes del Selectivo se puede pedir una revisión o la corrección por parte de otro profesor, pero no se pueden ver materialmente. Algo inaudito en nuestros tiempos.
La ruina económica para las familias con los gastos de los libros de texto indigna a nuestro visitante. El inicio de curso supone una sangría económica para cualquier familia que tiene que pagar unos libros caros, que no tienen mucha utilidad y que son cambiados regularmente por parte de las editoriales para que no se puedan pasar de unos a otros, algo que debería ser una práctica habitual en centros educativos.
El informe de Gurb no va a ser muy favorable: fracaso escolar, gasto enorme, profesores poco valorados, calendarios dispares, burrocracia que nada tiene que ver con la actividad docente en la clase. Un país de gente bien formada es una garantía de futuro de ciudadanos poco manipulables, puede que a los grandes partidos esto no les interese.


A benefici de l´enveja

30.09.2014 | 04:15
Fa més de trenta anys, a Grècia, vaig topar-me amb un catedràtic d´institut andalús que portava ja anys sentint-se allò que «els mestres tenim massa vacances». La seua rèplica: «No es que que nosotros tengamos muchas, es que vosotros tenéis muy pocas». Era un individu acostumat a fer la d´ell i a acarar els problemes amb més habilitat que força. Devia pensar que el seu contrincant, amb una resposta així, quedaria neutralitzat durant unes quantes décadas. S´equivocava. Molt poc després, el PSOE guanyaria les eleccions i quan encara no havia format govern, difonguí el rumor que els ensenyants romandríem treta cinc-hores setmanals físicament presents en el centre. Ni una paraula del que hauríem d´haver fet, o de si havien condicions mínimes per no acabar malalts dels ossos o dels pulmons. Literalmente parlant la mesura no s´acomplí mai, però se sumà a l´esperit d´una corrent que algun sindicat de classe venia explicant des de la transició: «Trabajamos poco». Passà el temps.
En la més llarga de les vagues, s´acabà acceptant que el mes de juliol seria lectiu. Durant anys pareixia que la cosa quedava en paper mullat, però des del 1999 és normal continuar l´activitat burocràtico-administrativa fins la segona quinzena, decisió justificada des del moment que els dies lectius del mes de setembre cada vegada són més i, clar, la faena ha d´estar avançada abans d´anar-se´n de vacances. Al País Valencià enguany hem arribat a la meta: ja no podem retrocedir més i tot setembre és ja lectiu. Cal afegir, a més, que els funcionaris de Secundària hem pertangut al grup A, sense que, però, mai hàgem estat equiparats económicament. El motiu era, precisament la llargària de les vacances. Ara ens hem quedat sense equiparació i sense vacances.
La distinció universitària entre docència i 
investigació, no té cap equivalent en l´àmbit de la Secundària. Ací no hi ha disjuntiva: si no és docència, es perquè són vacances. Si això s´accepta, cauen totes les barreres que pogueren haver impedit en un altre temps la docència durant onze mesos a l´any? com qualsevol altre treballador, i no hauria que excloure que aquest siga el futur que espera als més joves. 
Ara, ¿eren les coses tan desgavellades en un altre temps encara molt pròxim i estaven tan desatesos els alumnes i l´interés de les seues famílies? Tot depén de la jerarquia assumida. Si l´objectiu principal és tindre els xiquets arreplegaets „com reclama bona part de la societat i tants polítics se´n fan portaveus„ aleshores, treballem poquíssim. Ara, si l´objectiu és transmetre informació, posar paraules als procesos que han començat ja en l´esperit i no faran més que assumir nou reptes al llarg de la vida, l´actual calendari, i la tendència que animà la confecció dels del veïnat autonòmic, és una monstruositat. Voldria saber quants són els pares „la societat„ als que l´enveja pura i dura els impideix veure el flac favor que fan als seus fills encomanant-los a professors no llegits, no reciclats, tampoc il·lusionats, a més de disposats a pegar la cabotà

¿Quién lee nuestro trabajo?

30.09.2014 | 04:15
Todo comenzó con la pregunta que da título a este artículo. Se la formulé a Agustín, mi compañero de departamento, durante la primera comida que mantuvimos al inicio de este curso universitario, en un bar cercano a nuestra facultad. En su contexto original, se refería al hecho de que nuestras carreras se rijan cada vez más por publicar artículos en revistas especializadas, y por las citas que recibamos en ellas. En su mayoría, éstas son de acceso restringido, lo cual significa que un ciudadano normal tiene que pagar para consultarlas (unos 30 euros por artículo), o bien que uno ha de pertenecer a una institución como la Universitat de València, inscrita a algunas de estas revistas a través del pago de una cuota general. 
En cualquier caso, la respuesta a mi pregunta fue que nuestro trabajo lo lee un público muy limitado. Esto ya es lamentable de por sí, y no por una cuestión de narcisismo. Agustín y yo trabajamos en el ámbito de la educación y quisiéramos que nuestros lectores fuesen la totalidad de la comunidad educativa, cuyos problemas tenemos en mente a la hora de estudiar. El asunto se vuelve más frustrante todavía cuando uno considera, como yo lo hago, que la democratización de la educación es una de las palancas fundamentales para cualquier proyecto progresista, entendido como aquél que busca lograr una mejora de las condiciones de vida de la gran mayoría de la población. 
No soy sordo al hecho de que esta queja no corresponde únicamente al mundo universitario, sino que reproduce la de todos aquellos hombres y mujeres novelistas, poetas, músicos, etcétera, que a lo largo de la historia han querido contribuir a la herencia cultural de la humanidad, pero vieron que sus herederos acababan siendo apenas un puñado de colegas, aburridos de tratarse unos a otros. Ruego al lector que no se deje llevar por el sentido común mercantilista («si no leen tu trabajo es porque no lo merece, ¡espabila!») y considere este problema desde el punto de vista de la estructura de nuestra sociedad. De hecho, pues pasa lo mismo con la riqueza que con la cultura: hay riqueza para todos, el problema es que está mal distribuida. Y hay cultura para todos (y de calidad), y millones de personas que desean disfrutar de ella, el problema es que desde la política se sigue buscando que sólo puedan acceder a ella unos pocos. ¿Cómo? Mediante la proliferación de colegios y universidades privadas, mercantilización del conocimiento, nula inversión pública en cultura? 
Y en medio de este horizonte, emerge Podemos. Lo hace desde el seno de la universidad pública (de la Complutense, la mayor en número de alumnos), de la mano de profesores conscientes de compartir el precario destino de sus ciudadanos, y comprometidos por ello a lograr un movimiento político que logre la redistribución de la riqueza y de la cultura. ¿Alguien cree que Podemos podría haber surgido de una universidad privada? Jamás. Nada en Podemos es advenedizo o fruto de casualidad.