El título se corresponde con el de un conocido poema de Eduardo Galeano, en el que define con exactitud y crudeza a los ninguneados por la historia. En otro relato suyo afirma, sin embargo, que los llamados «sin voz» no es que no la tengan, sino que los poderosos acallan siempre sus reivindicaciones. Es por ello que uno de los principales retos de un gobierno de coalición que ha esgrimido como bandera electoral nuestras urgencias sociales, debe asumir como prioridad a los nadies que reivindicaba el escritor uruguayo. Será la quinta tarea titánica que le proponemos.
Dado su consciente ocultamiento, conviene empezar por nombrarlos, pues es un colectivo mucho más amplio y diverso de lo que podemos imaginar. Los nadies no son sólo los dependientes supuestamente amparados por una ley sin suficiente presupuesto, o las mujeres víctimas de sus parejas. Los nadies son también los parados de larga duración, y aquellos que con más de 40 o 50 años es muy improbable que vuelvan a tener un trabajo remunerado. Y los jóvenes hiperpreparados que van acumulado másteres „los que tienen dinero para pagarlos„ y ven que no reciben respuestas a sus múltiples currículos enviados. Casi un 50 % de jóvenes parados en la Comunitat, que deberán emigrar o asumir trabajos precarios que no les van a garantizar poder iniciar una vida independiente a corto plazo.
También son nadies los refugiados, los inmigrantes, especialmente los sin papeles, que viven en muchas ocasiones en guetos autoorganizados y son especialmente susceptibles de explotación laboral. Y los enfermos mentales, cuyo número va aumentando con la crisis y el paro; uno de los colectivos más olvidados, con menos de 4 psiquiatras por 100.000 habitantes en el sistema público. Nadies son las prostitutas „más de 10.000 en la Comunitat Valenciana, según Médicos del Mundo„ muchas de ellas víctimas de la trata de blancas, que la Administración debe amparar por encima de ambiguas normativas prohibicionistas que más que nada pretenden ocultar un problema, no resolverlo. Nadies son, en fin, los pobres, no sólo los pobres energéticos, los pobres en toda la amplia gama de pobrezas posibles. La falta de dinero, la ausencia de hogar, la soledad, la enfermedad no suficientemente atendida, el rechazo a lo distinto, la indefensión.
Empezamos un nuevo año lleno de retos, pero entre ellos la lucha por nuestros nadies debe ocupar el primer lugar. El verdadero progreso de una sociedad estriba precisamente en eso: en la acogida de sus marginados, en su rescate e integración. No hay más tiempo que perder.
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