1.11.2016

Cinco compromisos para otra España Antón Losada (El pulpito laico)

Cuesta trabajo decidir qué produce más hilaridad. Si ver a los mismos que demonizaban a Artur Mas y reclamaban su marcha acusarle ahora de rendirse ante la CUP y marcharse, o escuchar a quienes tildaban a la CUP de anticapitalistas y antisistema reprocharles ahora no haber sido suficientemente anticapitalistas y antisistema. No se sabe qué genera más escalofríos, si los despóticos argumentos desarrollados por el Expresident para justificar una jugada inteligente, que no redime meses de estupidez, o los análisis que desde Madrid daban por muerto al independentismo y ahora lo proclaman resucitado.

En cualquier caso decidir una cosa o la contraria carece de importancia porque se trata de debates irrelevantes a los que ya hemos dedicado demasiado esfuerzo. Con ánimo de aportar algo y dejar de perder el tiempo buscando culpables, ahí van cinco compromisos que debería considerar quién se decida a articular una respuesta política a la demanda política planteada desde Catalunya, pero no sólo desde allí.
1. Hay que afrontar la realidad y asumir el problema. Catalunya está empatada consigo misma, que no dividida. Podemos votar las veces que queramos, en elecciones o en referéndum, el resultado no va a variar y el empate no se va a deshacer. Una mitad quiere la independencia, la otra quiere seguir en España. Ninguna puede o va a ganar a la otra. Ninguna puede o debe imponer su voluntad. Hay que construír un compromiso de convivencia entre ambas que debe basarse en una idea transversal que suscriben ocho de cada diez catalanes: son una nación.
2. Ni la hoja de ruta de actual gobierno catalán, ni la Constitución del 1978, sirven para armar una solución. La retorica del desafío o el onanismo intelectual con el artículo 155 de la CE sólo conducen o al ridículo, o a la nada. No se puede ilegalizar a tres millones de catalanes y lo saben. Tampoco se puede construir una republica catalana contra la voluntad de la mitad de sus ciudadanos y lo saben. Se acabaron los juegos y los faroles. Ahora estamos en la vida real.
3. No puede haber compromiso para Catalunya sin una reforma constitucional, pero ni puede ni debe abordase pensando únicamente en Catalunya. En esa nueva constitución deben reconocerse las diferentes naciones que aspiran a convivir en un Estado plurinacional llamado España. Sin reconocimiento nacional no hay compromiso ni solución posibles.
4. Ese nuevo Estado plurinacional debe fundarse sobre el desarrollo de un modelo de federalismo competitivo que asigne ámbitos competenciales exclusivos y autónomos. Donde el poder se ejerza en red y de manera horizontal y donde la legitimidad provenga del acuerdo y la negociación. Un modelo de Estado plurinacional donde pueda ejercerse la diferencia, que no implica ni discriminación, ni desigualdad.
5. Esa reforma constitucional debe ser acordada e impulsada por una mayoría amplia y reforzada. No se puede dejar fuera al PP, ni puede hacerse contra la derecha española. Hay que asumir el riesgo y la necesidad de sumar a la derecha al compromiso de renovación constitucional. Eso no quiere decir ni implica en modo alguno que deba hacerlo un gobierno presidido por Mariano Rajoy o alguien que milite en el Partido Popular.
La charlatanería y la retorica "anti-lo-que-toque" nos han traído hasta aquí. Probemos ahora algo nuevo y verdaderamente revolucionario. Probemos a hacer política y entendernos con aquellos que no quieren lo mismo que nosotros.