El rey Baltasar y los abusos sexuales Moha Gerehou
Un hombre negro, vestido con un
atuendo poco común, llamativo y que en los estándares occidentales sería
calificado de exótico, transporta una bolsa con un producto para
regalar de consumo personal y olor fuerte por un camino que le lleva a
pasar
las fronteras de varios países.
Hace años la imaginación fue más
allá de la realidad y dibujó una situación que bajo ningún concepto
podría darse en la actualidad sin levantar sospechas de delincuencia,
tráfico de sustancias estupefacientes, miradas de desconfianza,
detenciones
por posible inmigración irregular y la certeza de que un violador se
oculta tras la túnica.
Precisamente para evitar violaciones
de tipos del aspecto de Baltasar la policía de Colonia, la localidad
alemana que en la Nochevieja de 2015 vivió una ola de abusos sexuales
intolerable, decidió tomar una medida sin precedentes: detener a toda
aquella persona cuyas características físicas hicieran pensar que su
procedencia era del norte de África. De hecho,
como bien se explica en este reportaje, los propios agentes usaron
el término ‘nafri’, que en lenguaje civil significa “norteafricanos
delincuentes reincidentes” y engloba a criminales originarios de países
como Egipto, Siria o Argelia.
El año
pasado lo primero que trascendió de los abusos sexuales de Colonia fue
la situación administrativa de los que lo cometieron, su condición
de refugiados. Posteriormente se supo que la gran mayoría no lo eran,
pero el daño a esa población ya estaba hecho, tras centrar las
atrocidades en ellos y así desvincularlo de los principales culpables.
Perseguir
a africanos para terminar con los abusos sexuales muestra cómo se
vuelve a acusar a un grupo por su color de piel u origen de un problema
que
se elude cargar
sobre todos los hombres y el sistema patriarcal. Con el terrorismo se
apunta a la población árabe, que no tiene por qué ser musulmana, y no
solo
a los yihadistas. Con las violaciones en ocasiones se busca explicación
en la condición de refugiado o en el origen norteafricano, y no en un
sistema que perpetúa un grave problema que se da en todos los rincones
del mundo.
En esa
carrera por buscar culpables que permitan no mirarse el ombligo, los
orígenes y colores de piel considerados sospechosos terminan recibiendo
la culpa de problemas más amplios. Con actuaciones como la de la
policía de Colonia, no solo se perpetúa el machismo al quitar la
responsabilidad del hombre para ponerla sobre el árabe o el negro, sino
que sirve para poner otra piedra en la criminalización de estos grupos. Y
eso, por mucha magia y buenas intenciones que
derroche Baltasar, no le librará de ser visto a ojos de la sociedad
como alguien cuyo origen convierte en el único capaz de cometer abusos
sexuales.
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