Jaume
Matas parece camino de convertirse en el temido soplón. No imagino
cuánto debe dolerte, Mariano, que haya sido precisamente aquel president
balear
ejemplar quien vaya a empezar a cantar para salvarse de la cárcel.
Mira que te lo avisamos, Mariano. Si algo hemos aprendido de las películas de hampones y de la vida real en las tramas y organizaciones criminales es que, antes o después, siempre aparece un chivato; un soplón sin honor, ni principios, ni lealtad, dispuesto a vender a la familia por salvar el culo. Da igual lo que hagas, ni Pablo Escobar lo pudo impedir y mira que a él le querían los suyos.
Lo
que has logrado tiene mucho mérito, Mariano. Durante algo más de un
lustro se ha logrado evitar con éxito que apareciese algún chivato entre
las múltiples
tramas de financiación irregular que han ido estallando. Seguramente se
trata de un nuevo récord mundial para la ley del silencio. Se logró
además mientras tus barones y aspirantes a sucesores se hacían los
dignos o los estrechos. Pero no podía durar, era
inevitable. La gente en general es así, egoísta, van a lo suyo y no
piensan ni en los demás, ni en el partido; imagínate esos que cobran en
dinero negro y trincan comisiones en serie. Las ratas siempre abandonan
el barco.
Informa
la prensa que Jaume Matas parece camino de convertirse en ese temido e
inevitable soplón. No imagino cuánto debe dolerte, Mariano, que haya
sido precisamente
aquel president balear ejemplar que te inspiraba como modelo de
gobierno quien vaya a empezar a cantar para salvarse de la cárcel.
El
soplón Matas parece dispuesto a contar, además, que Génova daba las
órdenes para adjudicar contratos a cambio de comisiones y que las
instrucciones venían
por escrito porque así opera un sistema corrupto de financiación
institucionalizado, organizado y dirigido desde la sede central de
Partido Popular: como una burocracia eficiente.
A
partir de aquí, el infierno es el límite. Si el soplón Matas continúa
cantando, todos esos días y noches de decir a unos y otros que fueran
fuertes, que el
partido siempre recuerda a los suyos y que había que resistir porque el
que resiste gana, habrán sido en vano. Si no te andas con ojo, Mariano,
te acabará pasando lo mismo que a la pobre Esperanza Aguirre. La gente
tiene muy mala memoria cuando las cosas van
mal: ya nadie recuerda que fue ella quien destapó la trama Gürtel y
hacen como que no la conocen. Y eso no es lo peor. Si al final Matas no
canta, aparecerá otro dispuesto a chantajear con hacerlo. Una vez que
empiezas esta carrera ya nunca dejas de correr.
Por
si fueran pocas desgracias, a Rita Barberá acaba de abrirle causa penal
el Tribunal Supremo. Ahora vas a tener que dedicar un par de semanas a
envolverla
con tu famoso "abrazo mariano", agotándola a base de silencios e
inacción mientras parece que la apoyas a muerte hasta que finalmente se
rinda y dimita.
Menos
mal que Luis Bárcenas, superados los nervios y los malentendidos por su
entrada en prisión, vuelve a ser nuestro Luis y acaba de retirar la
acusación
contra el PP por la destrucción de los discos duros de su ordenador;
aún quedan caballeros y gente de honor en España.
Lo
que has logrado tiene mucho mérito, Mariano. Durante algo más de un
lustro se ha logrado evitar con éxito que apareciese algún chivato entre
las múltiples
tramas de financiación irregular que han ido estallando. Seguramente se
trata de un nuevo récord mundial para la ley del silencio. Se logró
además mientras tus barones y aspirantes a sucesores se hacían los
dignos o los estrechos. Pero no podía durar, era
inevitable. La gente en general es así, egoísta, van a lo suyo y no
piensan ni en los demás, ni en el partido; imagínate esos que cobran en
dinero negro y trincan comisiones en serie. Las ratas siempre abandonan
el barco.
Informa
la prensa que Jaume Matas parece camino de convertirse en ese temido e
inevitable soplón. No imagino cuánto debe dolerte, Mariano, que haya
sido precisamente
aquel president balear ejemplar que te inspiraba como modelo de
gobierno quien vaya a empezar a cantar para salvarse de la cárcel.
El
soplón Matas parece dispuesto a contar, además, que Génova daba las
órdenes para adjudicar contratos a cambio de comisiones y que las
instrucciones venían
por escrito porque así opera un sistema corrupto de financiación
institucionalizado, organizado y dirigido desde la sede central de
Partido Popular: como una burocracia eficiente.
A
partir de aquí, el infierno es el límite. Si el soplón Matas continúa
cantando, todos esos días y noches de decir a unos y otros que fueran
fuertes, que el
partido siempre recuerda a los suyos y que había que resistir porque el
que resiste gana, habrán sido en vano. Si no te andas con ojo, Mariano,
te acabará pasando lo mismo que a la pobre Esperanza Aguirre. La gente
tiene muy mala memoria cuando las cosas van
mal: ya nadie recuerda que fue ella quien destapó la trama Gürtel y
hacen como que no la conocen. Y eso no es lo peor. Si al final Matas no
canta, aparecerá otro dispuesto a chantajear con hacerlo. Una vez que
empiezas esta carrera ya nunca dejas de correr.
Por
si fueran pocas desgracias, a Rita Barberá acaba de abrirle causa penal
el Tribunal Supremo. Ahora vas a tener que dedicar un par de semanas a
envolverla
con tu famoso "abrazo mariano", agotándola a base de silencios e
inacción mientras parece que la apoyas a muerte hasta que finalmente se
rinda y dimita.
Menos
mal que Luis Bárcenas, superados los nervios y los malentendidos por su
entrada en prisión, vuelve a ser nuestro Luis y acaba de retirar la
acusación
contra el PP por la destrucción de los discos duros de su ordenador;
aún quedan caballeros y gente de honor en España.
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