Dirigida al que clama contra el islam y aboga por la expulsión de todos los árabes y/o musulmanes del país.
Comentarista anónimo:
Los
tiempos que añoras no van a volver. Seguramente tu vida es peor que
antes, por muchas razones además del terrorismo. Seguramente te cuesta
habituarte a diversas incertidumbres, la personal, la económica. Todo es
más difícil, no puedes fiarte de nada. Miras a tu alrededor y además
están ellos. Gente diferente, percibes, musulmanes que tienen
carnicerías halal y hacen el ramadán una vez al año, mujeres con velo,
jóvenes que hablan árabe por el móvil. Algunas personas
que practican el Islam, una parte mínima, han cometido actos tremendos.
Sobretodo contra otras personas de su misma religión, y que hablan,
como esos vecinos diferentes, variantes del árabe. También en tu ciudad,
comentarista anónimo, por las calles que tantas
veces has transitado, en lugares donde podías haber estado tú. ¿Cómo no
estar asustado?
Lo que
corresponde ahora, en tu opinión, es expulsarlos a todos. No me queda
claro, comentarista anónimo, si son los árabes los que deben irse, o los
musulmanes. O los árabes musulmanes, o cualquiera que tú consideres
que podría ser árabe o musulmán. Quisiera, para empezar, comentarte,
que no todos los musulmanes son árabes, ni todos los árabes son
musulmanes. Ya que estamos, te aclaro que no todos los musulmanes son
practicantes, de los practicantes solo una parte son
islamistas, y la inmensa mayoría de estos últimos no son terroristas.
Siento la necesidad de explicártelo porque no parece que lo sepas.
Comentarista anónimo, tu ignorancia
no es del todo responsabilidad tuya. Primero falló el sistema educativo,
más preocupado de que aprendieras los reyes godos, de que memorizaras
ríos y afluentes que de instruirte sobre el mundo en el que vives.
Tienes un continente aquí al lado, del que desconoces todo. No sabes
nada de la gente que allí vive, de la expropiación de recursos y vidas
que aún sigue sucediendo, de sus luchas y resistencias, y como no sabes
nada de ellos, ni siquiera puedes pensarlos
como personas, y por ello no empatizas, y es así como solo les ves como
invasores o, en el mejor de los casos, como víctimas para las que no
hay lugar. Una víctima, así, sin más biografía, no es una persona.
Quizá, comentarista anónimo, acabaste hasta la universidad,
sin saber lo más mínimo sobre la segunda religión monoteísta del mundo.
No ya sobre la religión, aquí no es la religión lo importante, es la
gente que la practica y cómo son sus vidas. ¿Qué te contaron de las
personas de tradición islámica en la escuela? ¿Qué
sabes de la historia de sus países, de su vida cotidiana? ¿Qué sabes de
las personas musulmanas que viven aquí? ¿Qué sabes de los árabes más
allá de que muchos de ellos practican el Islam?
Comentarista anónimo, encima los
medios masivos de comunicación no ayudan. La mayor parte de los
periodistas fueron (mal) educados del mismo modo que tú, el foco puesto
en un nosotros “occidental” del que éramos el Sur, y afuera todo sombras
y
campos de saqueo, espacios de impunidad. Periodistas que cuanto menos
saben con más firmeza proclaman mierda eficazmente expandida por la caja
de resonancia privilegiada que son los medios. Medios de comunicación
que pueden dedicar páginas dobles a la ropa
que llevaba Letizia en la última recepción real, reportajes al
forúnculo de un afamado futbolista, pero para los que África no existe, y
Latinoamérica o el mundo árabe existen en la medida en que interese a
sus accionistas.
En nada ayudó tampoco la
socialdemocracia, comentarista anónimo. En lo económico asumieron las
prácticas del liberalismo, dejaron que el Estado de Bienestar se
achicase, que el trabajo se hiciera un bien escaso y mal pago, que la
vivienda fuera
un lujo, y cuando los empobrecidos locales empezaron a percibir a los
empobrecidos foráneos como enemigos, como competidores por los recursos,
los progresistas en el poder les dijeron: está feo ser racistas e
imprimieron muchas pegatinas en las que ponía:
“somos diferentes, somos iguales”. Y hasta ahí llegó la cosa. Bajo lo
políticamente correcto se incubó toda esa mierda que ahora brota en
forma de comentarios anónimos en todos los medios. Los socioliberales
tuvieron la flojera de trabajar mucho el discurso,
y poco la educación, y mucho menos las realidades materiales. Entre sus
grandes proclamas por la igualdad dejaron que se extendieran páramos de
exclusión, desigualdad real y cotidiana, con jóvenes sin lugar ni
futuro, listos para alistarse a una causa que
dé sentido a sus vidas vacías.
Comentarista anónimo, por cada
comentario tuyo identificando a todos los musulmanes como el enemigo
tras un atentado, hay un comentario de otro tipo anónimo, que culpa a
todo Occidente de la situación del mundo musulmán, de los millones de
muertos
en Irak, de la guerra interminable en Afganistán, de la situación en
Palestina. Los dos sois igual de útiles para unas élites que lo único
que están dispuestas a repartir es odio. Los dos basáis vuestros
“nosotros” y “ellos” en una ignorancia muy funcional
al poder. Pero “ellos” estarás pensando, comentarista anónimo, vienen
aquí y nos matan, mientras “nosotros” no vamos a sus países a matarlos.
Hay muchas formas de matar, comentarista anónimo. Matan las guerras
ilegales, matan las armas de cuya venta se benefician
tus élites, matan los discursos del odio financiados con el simpático
dinero de los saudíes, con los que ufanamente comercian nuestros
gobiernos.
Comentarista anónimo, siento
tristeza, porque sé que eres una persona. No eres un “islamófobo”, o un
“racista” o un ser abstracto a quien tenga que combatir con discursos.
No eres un idiota ajeno del que burlarme en las redes sociales. Eres mi
vecina de arriba, mi primo, mi compañero de la facultad, mi amiga de la
infancia. Eres quizás la señora que le acarició la mejilla a mi hija
pequeña, el joven que fue a donar sangre justo después de los atentados.
Siento mucha tristeza y mucho miedo, porque
lo que tú dices no son ideas peregrinas de gente radicalizada, racismos
bárbaros de iletrados. Lo que tú dices, es cada vez más el sentido
común de estos tiempos. Y es de este sentido común, tan bien alimentado
de ignorancia y desinformación, al que solo alcanzamos
a poner parches discursivos, del que brotarán los peores fascismos. Ya
lo estamos viendo.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada