11.17.2013

ERÓTICA DEL PODER, poema de Paco Tejedo (EL PÚLPITO LAICO)


El monarca da un banquete a sus ministros,

a sus prestamista financieros
y a sus consejeros - elegidos a dedo - 
para que sientan en sus carnes
el orgasmo del poder
que se dedica a joder a sus súbditos
sumidos en la crisis y el desencanto.
En el frio de esa noche
ha mandado encender el fuego
que calienta sus huesos:
siete velos de muselina
ocultan apenas el tórrido paisaje
del venturoso cuerpo de la joven
que sugiere un contoneo impúdico.
Una flauta insinuante
encanta la cintura de la bailarina.
Un golpe desvergonzado de timbal
y cae en tierra el primer velo.
Se incendian los ojos de los comensales.
No sabemos si es la flauta
o son sus labios carnosos
los que silban murmullos lascivos
en los oidos sedientos de sexo.
Se desviste de dos alas más de seda
que ingrávidas acaban en el suelo.
¡Como se relamen de lujuria en sus asientos
los nobles funcionarios del reino,
ajenos a la penuria y al desempleo!.
Abre la boca voluptuosa
de besos profundos.
Planea por el éter otra golondrina
de gasa trasparente,
mientras los convidados contienen la respiración
y se acrecienta su lascivia de altos burócratas.
Dos alacranes en los pechos
con dos pezones envenenados.
Ay, como se balancean !
Timbal y flauta; flauta y timbal.
Y lanza dos lienzos de raso al cielo
que miman el techo y caen poco a poco
- que lluvia tan estremecida -
sobre la cabeza en celo de los cortesanos.
Ombligo a la derecha, timbal;
ombligo a la izquierda, flauta.
Y al fin estremece sus caderas
de boa constrictora
y se desviste del ultimo velo
que acaba haciendo un nudo voluptuoso
en la garganta de los invitados del rey.
Y cuando los instintos de los comensales
babean y retozan en el cuerpo sudoroso
y todo sexo de la joven bailarina,
mientras su cerebro espera eyacular
cuando Salomé pida la cabeza de Juan el Bautista
en una bandeja de plata,
entonces, la bailarina medio desnuda
exige que le sirvan en el mismo plato que están comiendo,
la cabeza de dos ministros hijos de puta,
tres banqueros prestamistas canallas
y cuatro consejeros cabrones,
a los que se les atraganta la cena
y ven como su fantasía escabrosa
finaliza en un acojonado coitus interruptus.