5.16.2018

Mesura de la desmesura, MANUEL MARIA FUENTES I GASÓ - GRUP SANT JORDI DE DRETS HUMANS (EL PUNT AVUI, 16 de maig de 2018)

Celebrem enguany l’Any Cardenal Vidal i Barraquer (1868-1943). És prou coneguda la seva negativa a signar la carta col·lectiva de l’episcopat espanyol, de l’1 de juliol de 1937, que reconeixia i donava suport a la insurrecció militar de Franco contra el govern legítim de la II República. El 19 de setembre escrivia a Eugenio Pacelli, secretari d’estat de la Santa Seu: “No parece que sea misión de los obispos quitar o poner gobiernos, o proclamar legítima o apoyar una subversión.” I afegia: “Unos creerán que el gobierno de España está dominado por los prelados; otros, que éstos son juguete de los gobernantes que los manejan a su antojo.” Menys coneguda és la seva posició sobre la guerra i llurs conseqüències sobre la població civil. Va intentar infructuosament, amb el cardenal de París, Jean Verdier, que França i Anglaterra s’impliquessin per tal d’assolir una pau justa i negociada. Amb aquesta mateixa intenció va escriure a Franco i a Negrín. El 3 de març de 1938 recordava al primer que la guerra, tot i ésser una mesura excepcional i desproporcionada, també estava sotmesa a unes certes limitacions: “No se me oculta que la guerra es la guerra y que tiene sus leyes duras y difíciles de evadir, pero tanto ella, por legítima que sea, como sus métodos y procedimientos revisten solamente la condición de medio indispensable para alcanzar un fin justo no asequible de otra manera. Esta peculiar característica implica una constante y esmerada atención sobre la situación interna y exterior al objeto de no prolongar la lucha más de lo necesario, o de proseguirla con los menores daños posibles, o aun de apelar a otro recurso que pueda conducir a la finalidad anhelada sin los horrores y ruinas inseparable de la guerra.” La guerra no es podia allargar més del que fos estrictament necessari i, no era lícit moralment convertir-la en un mitjà per a aixafar i humiliar totalment l’enemic. El 9 de juny etzibava a Pacelli: “No es posible ni justo extinguir a todos los extremistas. Deberá juzgarse y aplicarse la ley a los autores de delitos. (...) Espanta una victoria extremista que ponga las riendas del estado en manos extremistas. La paz cimentada en la violencia no puede durar y a la corta o la larga produce efectos diametralmente opuestos.” Dissortadament, els seus temors es van fer realitat. La societat de postguerra va restar dividida entre vençuts i vencedors. Els vençuts, durant dècades, van experimentar una repressió indiscriminada i ferotge, que no sols volia castigar els seus presumptes delictes, sinó que també pretenia humiliar i embrutar la seva memòria. L’epitafi de Gregori VII s’escau a qui fou considerat “el cardenal de la pau”: “He estimat la justícia i he odiat la iniquitat; per això moro exiliat.”

5.09.2018

EL PULPITO LAICO


La tragedia del rey Rajoy Antón Losada (EL PULPITO LAICO)

Resulta inevitable y muy tentador trazar la analogía entre Juego de Tronos y el intercambio de traiciones, disputas y reyertas entre la Vicepresidenta Maravilla, Soraya Sáenz de Santamaría, y la ministra de los veinte mil millones de euros, María Dolores de Cospedal; una saga épica de enemistad personal y disputas por el poder desvelada estos días con todo lujo de detalles por los grandes medios de la capital, como casi siempre, 48 horas por detrás de la noticia.

Lástima que la imagen icónica de semejante duelo de titanas sea una fotografía donde el elemento central lo aporta una silla barata, de esas que se compran al peso en una gran superficie comercial, de esas que se usan para las mesas de los niños en los restaurantes en las primeras comuniones o donde sientas a tu cuñado con la esperanza de que se marche con una buena rozadura en el culo. Cuando TVE haga la serie, explicándonos quién ha ganado y por qué, tendrán que titularla “ Juego de sillas del Merkamueble”, que suena poco épico pero muy español, hay que reconocerlo.

Para evitar que tanta épica acabe degenerando en una versión casposa del juego de la silla, proponemos remontarnos al mundo antes de HBO y buscar un referente más clásico pero incluso más potente. Lo que pasa en el PP se parece bastante al shakesperiano drama del Rey Lear y sus hijas. Un viejo rey al que todos dan por amortizado y tratan como si estuviera demente o chochease, nuestro Mariano Rajoy, es lisonjeado y adulado por sus hijas mayores, Gonerilda y Reganía, quienes solo esperan a su abdicación para librase de él como de un trato viejo, mientras la devota Cordelia se ve expulsada del reino por limitarse a decir que le quiere como toda hija quiere a su padre.

En el reino del PP de Rajoy, Soraya y María Dolores serían las hijas que se disputaban el amor del rey para chuparle la herencia. Si ahora no les importa que sus enemistad se visualice, dejando una triste silla de oficina en medio como devastador símbolo de la liquidación por derribo que todos vaticinan al marianismo, se debe seguramente a que ambas dan al rey por amortizado y creen que el trono será para quien ande más cerca. Si se preguntan quién puede ser la humilde y leal Cornelia en la PP, no se esfuercen, no hay; y esa es buena parte del problema de Rajoy.

La vicepresidenta y la ministra llevan enredadas una década en rencillas discretas, permitidas por un Rajoy que las ha utilizado como contrapeso entre le gobierno y el partido. Este minuto de gloria para exhibir públicamente sus desavenencias y demostrar cuánto mandan puede haber sido su mayor error. Si algo valora Rajoy es “que te dediques a lo que te encomiende y que no te enredes”, lo dice Ana Pastor, su más leal y fiel colaboradora desde hace décadas. Ella sí que sabe cómo funciona el Marianismo.

5.06.2018

Carta al juez Llarena J. I. González Faus. (EL PULPITO LAICO)

¿Puede un simple ciudadano expresar respetuosamente su perplejidad ante algunas actuaciones de la justicia que considera injustas? Me estoy refiriendo al problema catalán y por eso debo comenzar diciéndole que, antes de esta carta, me he sentido llamado a criticar los pasos  del independentismo: no porque crea que no se puede ser independentista, sino porque estimo que se ha llevado a cabo el proceso a base de ilegalidades, mentiras y falta de democracia auténtica. Para no hablar del lamentable ridículo de un señor Puigdemont, cobarde primero y egótico después.

Pero una vez dicho esto, creo que combatir la injusticia injustamente es un modo de acabar fomentándola. Por eso no puedo solidarizarme con la decisión de mantener en prisión preventiva tan prolongada, a los inculpados por el proceso catalán. En cuanto yo sé, la prisión preventiva es una decisión que se toma sólo en última instancia y para evitar que el imputado pueda influir en el proceso. Si se teme que vuelva a delinquir, queda el recurso de volver a encarcelarlo, pero no por eso se le debe negar de antemano la libertad, a menos que exista un peligro para la sociedad que no se da en este caso. Y si además dejan su acta de diputado desaparece ese peligro.

ETA pasará a la historia como una banda terrorista criminal, como un grupo fanático de asesinos que lamentablemente contaba con el respaldo de una importante base social; como un anacronismo que nunca debió nacer y que hacía muchas décadas que tenía que terminar; como una herencia más del franquismo, la dictadura que alimentó el sustrato en el que esta violencia germinó. ETA se disuelve tarde y mal, sin reconocer sus crímenes, sin pedir perdón a todas las víctimas, sin asumir el inmenso error de décadas de violencia injustificada e inútil, que solo trajo muerte y dolor a ese “pueblo vasco” en cuyo nombre decía luchar.
 

Hay dos principios fundamentales en el derecho romano que me parecen aplicables aquí: el “summum ius” puede convertirse en “summa iniuria”; y hay que estar siempre “in dubio pro reo”. Porque si no, se corre el riesgo de que luego el presunto reo sea absuelto o condenado a una pena menor que la prisión que ha tenido que soportar. Lo cual hiere gravemente la confianza en la justicia y acaba convirtiendo en “presos políticos” a lo que en el principio eran simples “políticos delincuentes”.

No entiendo por eso que un juez pueda dar un veredicto de prisión preventiva amparándose en las consecuencias políticas que pudiera tener la libertad, en vez de ceñirse a las razones jurídicas. Y mucho menos, si ha recibido un aviso del gobierno sobre esas consecuencias políticas: porque así vuelve a minarse la confianza en la justicia. Comparto por eso la opinión de Amnistía Internacional que considera “excesiva y desproporcionada” la permanencia en prisión de Jordi Sánchez. Usted quizás habrá visto la película de Spielberg sobre los papeles del Pentágono. Las consecuencias políticas de no condenar al New York Times ni al Washington Post eran entonces mucho más terribles que las que podrían seguirse de la libertad de los encarcelados catalanes de hoy. Sin embargo, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos supo ser fiel a la imparcialidad de la justicia. Por otro lado, si queremos atender a las consecuencias políticas, mucho más graves me parecen las que pueden seguirse ahora de una ruptura aún mayor de la convivencia entre los catalanes, que va a necesitar mucho tiempo para rehacerse. Y créame que convivir en ambientes de odio, desautorización y hostilidad previos, es de las cosas más trágicas que nos pueden ocurrir.

Me parece finalmente que la acusación de “rebelión y sedición” es también excesiva y desproporcionada para los autores de la declaración de independencia y, en este sentido, habría que haber tenido más en cuenta la decisión de la justicia belga cuando se negó a entregar por esos delitos a los huidos a Bruselas. Las sesiones de septiembre en el Parlament catalán fueron vergonzosas y ridículas, pero no fueron una decisión impuesta “pistola en mano”, como la famosa del coronel Tejero en aquel lamentable 23F. Y otra vez aquí me parece aplicable el principio de “in dubio pro reo”.

Perdone usted esta carta que no es un ataque personal hacia alguien a quien no conozco y que tiene además fama de persona serena. Quiere ser sólo una respuesta a eso que se nos dice tantas veces a los ciudadanos (sobre todo si nos dedicamos al mundo de la pluma): si puedes hacer poco, haz ese poco aunque luego no sirva para nada. Un saludo cordial.