6.28.2016

Ha ganado el miedo Javier Gallego (font: El pulpito laico)

Vuelve a acertar Cuerda más que las encuestas. Ya lo dijo el alcalde de su Amanece que no es poco: “En resumen, han ganado los de siempre”. Han ganado los de siempre metiendo miedo como nunca. Rajoy ha ganado las elecciones en Venezuela. La campaña del pánico funcionó y los votantes de derechas acudieron como un ejército a salvar el país del apocalipsis zombie bolivariano. Hay que reconocerles que son una tropa mucho más disciplinada que sus rivales. Es triste decirlo pero el domingo la derecha ganó a la izquierda por una de las razones por las que le ganó la guerra. Los azules cierran filas, los rojos las rompen.
Pronto el votante de derechas reacciona a la llamada de socorro del partido único para defender los principios del movimiento, la paz y el orden, la unidad y la estabilidad, amenazados por rojos e independentistas, y más ahora que Europa se rompe por el Brexit y las Bolsas se desploman por culpa de los populismos y sus referendos. Hay que pararlos antes de que hagan lo mismo con nosotros. Mariano y cierra España. Ya pasó el tiempo de los experimentos con la gaseosa Rivera, que además les salió rana y pactó con los socialistas de los EREs. La corrupción de los demás la recuerdan tanto como olvidan y perdonan la suya.

Es lo que decía una votante del PP en televisión, “prefiero que me roben unos a que me arruinen los otros”. Los que te roban también te arruinan pero vete tú a explicárselo a una persona que cree que Pablo Iglesias le va a expropiar la casa y Rajoy es un buen gestor. Éste es el país que tenemos y es muy difícil cambiarlo porque quien tiene los medios de producción y de difusión, produce y difunde el discurso dominante y monolítico. Todos a una como en Fuenteovejuna.
Muy diferente es la orilla izquierda donde se ha desmovilizado el votante ante la división y la incapacidad de acuerdo de los dos grandes partidos. El PSOE ya ni siquiera le disputa el poder al PP, sólo está obsesionado con Podemos al que culpan del peor resultado de su historia porque es más fácil quejarse de los jóvenes que mirarte al espejo y ver que estás envejeciendo mal. Que se lo digan a la vieja Izquierda Unida. Pablo Iglesias ahora le tiende la mano a los socialistas pero antes les tendió una trampa organizándoles un gobierno por la espalda. La sonrisa del destino que antes les sonreía, ahora se les ha quedado congelada por un resultado decepcionante.
Dolorosa derrota además porque parecía que les beneficiaban más que a nadie unas nuevas elecciones, pero han perdido más que ninguno, un millón doscientos mil votos. Ahí hay de todo. Comunistas y podemitas rebotados con la confluencia, indecisos y remisos a los que confunden las estrategias de Podemos, los que les culpan de boicotear el pacto con PSOE y Ciudadanos y dar aire a la derecha, los que no se fían de sus cambios de etiqueta, los que tampoco se creen la metamorfosis de Pablo Iglesias de la soberbia a la sonrisa, los que no le perdonan la cal viva o los que le valoran como el peor líder sólo por detrás de Rajoy. Pero a Mariano se lo pasan todo sus votantes y a Pablo empiezan a no pasarle ni una los suyos.
Esta diferencia entre sus votantes explica el fortalecimiento de un líder y la debilidad del otro. Hay un votante de derechas al que le importa más que ganen los suyos aunque no lleven razón y un votante de izquierdas al que le importa más llevar razón aunque los suyos pierdan. Al primero le falta piel, que diría Floriano, el segundo la tiene muy fina. Sobre todo con los suyos porque luego la tiene durísima para aguantar a los gobiernos de derechas que nos caen encima.
Ausencia de autocrítica sería alarmante después de estos resultados pero el exceso gangrena a una izquierda que ahora tiene que movilizarse y movilizar contra esos cuatro años de Rajoy que seguramente nos van a caer encima porque más de siete millones de españoles han votado a favor del partido de la corrupción y la conspiración, de la desigualdad, la pobreza y la precariedad, de los rescates a la banca y los recortes a la gente, de la represión, la manipulación mediática y la mordaza. Ha ganado la España negra y en negro, la España del miedo, porque no ha tenido una enfrente capaz de vencerlo.