6.23.2013

Los «tradi» cargan contra Francisco, de Javier Morán (LEVANTE-EMV)


Javier Morán
Después de que retumbara la ya célebre frase del Papa Francisco „«se habla del ´lobby gay´, y es verdad, está ah퀻„, conviene recontar los efectos causados, que van desde la advertencia de algunos vaticanistas acerca de que la Curia ya está alterada con Bergoglio, hasta el runrún de fondo de los tradicionalistas „los «tradi», como algunos se denominan a sí mismos„, que deploran tanto la espontaneidad y «locuacidad» del Pontífice como sus críticas al «restauracionismo» propugnado por los sectores más clásicos de la Iglesia.
Con este último punto tiene no poco que ver lo que Francisco habló el pasado 6 de junio con la directiva de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos (CLAR). Las notas difundidas sobre dicha conversación, en las que se enmarca la aludida frase sobre «lobby gay», poseen elevadísimo interés y se recomienda su lectura atenta. 
Pero, en primer lugar, debe anotarse que la alusión del Papa al «lobby gay» en la Curia del Vaticana se ha diluido muy rápidamente. Tal vez tenga que ver con ello que la prensa italiana apenas se hizo eco de la frase papal, circunstancia curiosa, ya que habían sido varios periódicos romanos los que más difundieron hechos concernientes a algunos eclesiásticos «pillados» en relaciones homosexuales. 
Con todo, Andrea Tornielli (La Stampa), citaba días después el parecer de un monseñor anónimo: «En la Curia hay desconcierto por el hecho de que Francisco no sea libre de hablar en privado sin que después se publiquen sus palabras». Y Paolo Rodari (La Repubblica), inventariaba los sucesos: 1) «Los religiosos sudamericanos tuvieron en el pasado desacuerdos con Bergoglio y nunca han tenido éxito en conseguir una invitación con sus predecesores por el progresismo excesivo». Sin embargo, 2) «parecen haber hecho en esta circunstancia una función oficiosa de manera efectiva en un juego planeado por Francisco». En consecuencia, la Curia muestra 3) «estupor por la modalidad insólita, que parece haber sido escogida voluntariamente por el Papa, para hacer emerger su real preocupación». Ello se suma a 4) «la distancia que parece ser cada vez más sideral entre un Papa que decide vivir en Santa Marta y no en el Palacio Apostólico para ser más libre de trabajar en la limpieza de la misma Curia y de aquellos que están en contra y que han remado en contra durante el pontificado de Benedicto XVI».
En resumen, los reproches que supuestamente Francisco recibe de sus curiales se establecen en dos niveles. Uno simple: que haya hablado libremente (incluso mencionando al «lobby gay»), y que no haya advertido a sus interlocutores del off the record. Y otro más taimado, que presupone que el Papa planificó su conversación con la CLAR y habló abiertamente a sabiendas de que el impacto de su palabras en los religiosos iba a ser fuerte, de modo que las iban a difundir de inmediato. Como se ve, cierto instinto conspirativo curial ha sido trasladado en este caso a las intenciones del Papa.
Por todo ello hay que leer el resumen de la CLAR, el cual, por otra parte, ha inflamado un poco más a los «tradi», que ya habían sacado la escopeta en cuanto se anunció la elección de un Papa jesuita (aunque ciertamente peculiar), y que ahora mismo la tienen un poco más cargada, como se deduce de numerosos foros tradicionalistas en internet. Por ejemplo, le dice Francisco a la CLAR: los religiosos «se van a equivocar, van a meter la pata, ¡eso pasa! Quizá hasta les va a llegar una carta de la Congregación para la Doctrina (de la Fe) diciendo que dijeron tal o cual cosa€ Pero no se preocupen. Expliquen lo que tengan que explicar, pero sigan adelante€ Abran puertas, hagan algo ahí donde la vida clama. Prefiero una Iglesia que se equivoca por hacer algo que una que se enferma por quedarse encerrada€» (brillante; Doctrina de la Fe vigila, pero es preferible «pedir perdón que permiso», idea que a Francisco ya le habíamos escuchado).
Pero hay más: «Pongan todo su empeño en el diálogo con los obispos. Con el CELAM (Conferencia Episcopal Latinoamericana), con las conferencias nacionales€ Yo sé que hay algunos que tienen otra idea de la comunión, pero€ Hablen, conversen con ellos, díganles€» (es un hecho verificado que la faz del episcopado de América Latina ha pasado de ser la de Helder Camara, Lorscheider, Romero, Casaldáliga..., a la de obispos fuertemente doctrinales e intransigentes; y Francisco pide paciencia).
En cuanto al tradicionalismo, el Papa habló a la CLAR de que «hay ciertos grupos restauracionistas. Yo conozco algunos, me tocó recibirlos en Buenos Aires. ¡Y uno siente que es como volver 60 años atrás! Antes del Concilio€ Uno se siente en 1940€ Una anécdota, sólo para ilustrar, no es para reírse, yo la tomé con respeto, pero me preocupa; cuando me eligieron, recibí una carta de uno de estos grupos, y me decían; "Santidad, le ofrecemos este tesoro espiritual; 3.525 rosarios". Por qué no dicen rezamos por usted, pedimos€ pero esto de llevar las cuentas€» (pese a ser considerado conservador, Bergoglio fue recibido de uñas por el tradicionalismo argentino al ser nombrado obispo).
No obstante, Francisco balanceó sus apreciaciones al contemplar asimismo en la Iglesia «una corriente gnóstica. Esos panteísmos€ Supe de una superiora general que alentaba a las hermanas de su congregación a no rezar en la mañana, sino a darse un baño espiritual en el cosmos, cosas así€ ¡Me preocupan porque se saltan la Encarnación! Y el Hijo de Dios se hizo carne nuestra, el Verbo se hizo carne, y en América Latina tenemos carne para tirar al techo! Qué pasa con los pobres, los dolores, ésa es nuestra carne€» («carne para tirar al techo», expresión equivalente a la habitual de Bergoglio en su tierra: «Buenos Aires es una trituradora de carne»).
Y por último, una confidencia a la CLAR sobre su elección: «Yo venía con la ropa justa, la lavaba en la noche, y de repente esto€ ¡Si yo no tenía ninguna posibilidad! En las apuestas de Londres estaba en el lugar 44, fíjense ustedes, ¡el que apostó por mí ganó muchísimo, claro€!» (es antigua costumbre de los jesuitas viajar con maleta muy pequeña y utilizar el lavabo como lavadora). 
El Papa Francisco sabe que los religiosos trabajan mayoritariamente en las «periferias» a las que él llama, y de ahí que el resumen de la CLAR se pueda identificar como un programa de pontificado. Visto todo ello, lo del «lobby gay» es ciertamente lo de menos.